lunes, 6 de abril de 2020

Lunes Santo

 Virgen de la Merced

Cristo de Ánimas
 

Francisco Javier Gómez Izquierdo

         El 24 de septiembre los presos de todas las cárceles de España tienen menú especial y los funcionarios de prisiones celebran un acto institucional en el que se reparten méritos y reconocimientos con su placa y su saludo de autoridades locales y judiciales. Es “la Merced”, el día de la patrona y el mundo penitenciario lo celebramos con la solemnidad y respeto debidos. En Córdoba, hay otro día grande de la Merced para los presos y es hoy, Lunes Santo, fecha en la que sale la patrona detrás del Hijo en la Humillación de la Coronación de Espinas.
      
La Virgen de la Merced no está en la iglesia de la Merced. La Virgen de la Merced tiene su casa en la parroquia de San Antonio de Padua en el Zumbacón, barrio que fue chabolista y pobre de solemnidad, y que pilla muy cerca de la cárcel antigua, donde entraba la procesión por el patio de talleres a finales de los 80 y casi todo los 90 ante el respeto imponente de la población reclusa que enjugaba lágrimas emocionada tras las saetas de cantaores gitanos de mucho fuste. Tengo leído que el difunto Mario Onaindía, yo no llegué a coincidir, que cumplió condena en este talego, se aficionó al flamenco con las manos y los oídos pegados a sus barrotes. Por aquel entonces, además del capellán, en la procesión iba también un mando de la cárcel, director o alguno de los subdirectores, haciendo el recorrido más largo de todas las cofradías. Salía al principio de la tarde y se cerraba bien entrado el día siguiente. Ni que decir tiene que compañeros míos son nazarenos y no hay año que falten, éste será el primero, familiares de reclusos tras “Su Señora”, “la más guapa”, pidiendo con fe por ellos.  La Merced sale poco antes de las cuatro y como es mi patrona no tendría perdón si faltara y menos aún si les confieso que del portal de mi casa a la puerta de la iglesia no tardo ni un minuto a paso normal.
     
No puedo explicar por qué pero me gusta ir a ver salir los pasos y sacar alguna foto. Suelo ir solo  y luego recojo a  mi doña y tal que hoy lunes vamos a Fleming a encontrarnos con la Sentencia. Como ahora todas las procesiones entran en la mezquita, nos colamos al patio de los naranjos y allí vemos la Vera Cruz y el Vía Cruces. Al Cristo de Ánimas con su sobrecogedora presencia lo vemos fuera, si es posible por S. Andrés. El Cristo de Ánimas, sin música y sin costaleros es como una procesión de Castilla. Silenciosa, rezadora y un tanto tenebrosa. Amigos míos salen con el Cristo de Ánimas y a él se encomiendan los mas austeros de entre los nazarenos. Frente a su  altar quisieron despedir los compañeros hace dos meses al “Trigui” uno de los funcionarios de prisiones más queridos por todos nosotros. No se lo llevó la peste. Se fue dormido en el sofá  y puestos a elegir, quizás tuvo mejor muerte que esta traidora que ahora nos acosa a todos, pero ni tenía edad de morir ni estábamos preparados para que nos faltara.
    
En fin... estas pequeñas relaciones son las que sin darte cuenta han hecho necesaria la Semana Santa.