Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Si en medio de la peste china España encierra a Bardacid, el laboratorio de Bardacid, y suelta a Jorgeja, el obscenario de Jorgeja, será porque el Sistema está de reseteo.
Los pueblos idiotizados como el nuestro únicamente aprenden por el acontecimiento: sólo creen que llueve cuando se mojan. Al cabo de medio siglo, una corriente liberalia que a mí me enternece comienza a darse cuenta de que esa batucada tautológica del “Estado social y democrático de derecho” no es más que un camello diseñado por una comisión en la rebotica de Casa Manolo, a cuya mesa nuestros Founding Fathers, todos con boina, no dejaron sentarse a Aristóteles, paisano, por cierto, del diseñador del Mini (Morris Mini-Minor) que creó la greguería del camello.
El todo antes que las partes, enseña Aristóteles. Los Founding Fathers de Filadelfia, que habían leído al griego, y en griego, lo tuvieron en cuenta, y hoy el reparto del gasto público de los Estados Unidos viene a ser 15 (local), 15 (estatal) y 70 (federal). Los Founding Fathers de Casa Manolo, en cambio, habían leído entre todos una solapa de Rubio Llorente y otra de García Pelayo (¡teniendo a Nicolás Ramiro Rico!), y hoy el reparto del gasto público viene a ser 15 (administración central), 15 (municipal) y 70 (autonomías). Y vamos al Segundo Consenso: el separatista.
Autonomía es ahora una voz ideológica. El argumento del único pensador que la combatió fue que el deseo autonómico lleva a la conclusión de que en la independencia está el modo genuino de satisfacerlo, y en la autodeterminación, el de lograr la independencia. La experiencia, en política, es la Historia, y la Historia muestra que la llamada autodeterminación no es cuestión de derecho, sino de fuerza.
–La verdad es que sólo Dios (“sive Natura”) se autodermina.
El mundo liberalio ha tenido que verse atropellado por el reseteo del Sistema para sospechar que estamos en una crisis de Estado, cuya señal, indicada por Lenin, es la falta de respeto a los magistrados.