Francesco Guicciardini, el amigo de Maquiavelo
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Que qué es Weimar, me pregunta un amigo liberalio.
–Lo que en el 78 compró España: “un enmarañado tejido de energías centrífugas en un sistema de reacciones centrípetas”.
Vivimos, dice Cabrera, donde “la confusión ha hecho su obra maestra”, que así presenta Shakespeare el momento en que Macbeth, adicto al poder y a la historia, asesina al noble buen rey Duncan mientras dormía, y reparte por igual la culpa y el terror (“Cosas caen a pedazos: el eje no sostiene”)…
Primera escena. Una caverna. En medio, un caldero hirviente. Truenos. Entran las tres brujas.
–Bailemos en torno al caldero…
Y ahí están los abajofirmantes, nuestro coro de brujas macbethianas (de éstas, tan lindas y sacristanas, no nos previno Caro Baroja), convocadas a la Plaza de Oriente en apoyo de los doctores Simón y Sánchez, mientras los demás fantaseamos con la huida… ¿a dónde, que nos admitan?
–Ninguna regla es útil para vivir bajo un tirano –aconseja un amigo de Maquiavelo–, excepto quizás una, la misma que en tiempos de la peste: huye tan lejos como puedas.
¿A dónde, que se pueda criticar al gobierno?
A quienes creen que no aplaudir al general Santiago (“trabajamos para minimizar ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno”) es no aplaudir a la Guardia Civil, traemos el ejemplo de Picouto, director de un diario coruñés que un día publicó una noticia que comenzaba así: “Dos salvajes que se dedican a cazar gatos con anzuelo…” El mismo día, dos jóvenes se presentaron a él en la Redacción: “Es preciso rectificar ese suelto”. “¡Nunca!”, contestó Picouto. “Es preciso rectificar ese suelto o le saldrá muy caro –insistieron–, porque no se puede injuriar impunemente al Ejército español”. “¿Al Ejército español?” “Sí, porque nosotros somos militares.” Llegaron, en efecto, las represalias, cuenta Fernández Flórez. Hasta que, rendido, Picouto redactó otro suelto:
–No eran dos salvajes, eran dos tenientes de Infantería los que hace una semana…
Sólo entonces lo dejaron en paz.