jueves, 23 de abril de 2020

El Bulón

Pastora Imperio


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En lo que hablamos de bulos, no hablamos de muertos, que son de verdad.

    –Sí, sí, existen los toros de cinco patas –decía Cagancho (¡el del lío en Almagro!)–, pero para verlos no hay que ser supersticioso.
    
Supersticiosos, y por eso no ven los bulos de cinco patas, son Marlaska y Santiago, el general que se apareció en una rueda de prensa como el Apóstol en la batalla de Clavijo, que lo hizo en un caballo blanco.
    
Y no hay que transigir ni con que fuera tordo el caballo –arengaba Maeztu, por cuya “intransigencia” un gobierno socialcomunista le dio matarile en Aravaca.
    
Marlaska es el ministro de la gobernación más brutote desde Garicano Goñi. Tiene una mueca muy común en los paletos que “triunfan” en la capital: hacerse los malos para hacerse los inteligentes, truco que a Fouché le salió bien. Y Santiago es el general que hace pucheros cuando mete la pata, actitud inimaginable en Patton, MacArthur o Petraeus… Pero así ha conseguido el aplauso de Simón el Gripólogo. ¿Qué? ¿César entrando en Roma como conquistador de las Galias con Simón tocándole palmas, a lo Pepín Cabrales? ¡Menudo cuadro flamenco! O mejor, gitano: el general cantando, el ministro guitarreando y el gripólogo palmeando.
    
Cante gitano –aclara Pastora Imperio, pues sólo hasta tres personas pueden conjuntar una cosa gitana: “Más ya es una verbena”.

    Y el caso es que, de no ser tan… supersticiosos, Marlaska y Santiago podían haber cambiado el mundo, de hallarse en París el 15 de julio de 1791, cuando la Asamblea constituyente, por razones de Estado, decide mentir al pueblo y a la Historia y decreta el bulo de cinco patas, o bulón, según el cual el rey no ha huido a Varennes, sino que ha sido secuestrado. De esta mentira surge la opinión pública política, y con ella, la Revolución y la Modernidad, que avanzará de bulo en bulo hasta Moscú y Berlín.
    
He vivido –dijo el abate Sieyes al sacar la cabeza tras la Revolución.
    
Eso diremos nosotros, si logramos sacarla tras el arresto domiciliario.