“Nada más alejado de la tauromaquia que el círculo en que yo me movía en Madrid en esa época (1898-1899), aunque no faltaban en nuestra peña algunos aficionados a ver toros como Jacinto Benavente, Ricardo Marín… Gómez Carrillo fue una o dos tardes; Valle-Inclán no se hizo «aficionado» hasta muchos años después, con Belmonte, pero en Barcelona, recuerdo que había ido antes muy a gusto algunas veces conmigo, como Pío Baroja; pero a éste sólo le pude arrastrar una sola, y me apostrofó duramente, llamándome bárbaro y salvaje cada tres minutos mientras estuvo en la plaza.”
Tomás Orts Ramos
A los cuarenta y tantos años de ver toros: recuerdos, reflexiones y cosas por el estilo de un aficionado. Barcelona, 1926
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J. R. M.