domingo, 15 de julio de 2012

Diálogo de carmelitas


Jorge Bustos

Cuando la confrontación parlamentaria desciende inmoderadamente a la calle; cuando la más ígnea de las controversias sobre el tipo superreducido del IVA se desarrolla en el interior de un autobús; cuando dos señoras de edad venerable se tiran de los pelos a cuenta de un Consejo de Ministros con la virulencia que el costumbrismo satírico destinaba a la mejor causa de unos rollizos lomos de merluza en el mercado; entonces, entonces podemos decir que en España –en la España de alquitrán y marquesina, no en la de tertulia y sindicato–, ha estallado decididamente la contestación social.

-Usted es un elitista intolerable, incapaz de atribuir capacidad de juicio a las capas más populares del pueblo soberano.

Pues qué quiere que le diga, pero hasta ayer uno nunca había atestiguado una verdadera estampa de folclore analítico, de encendida dialéctica urbana a propósito del modo en que Mariano Rajoy, nacido en Bruselas como todo el mundo sabe, ha agarrado a los españoles de los tobillos y los ha volteado para asegurarse de que no se reservan céntimo alguno en la faltriquera. Será que Rajoy, en previsión del abrupto ajuste que tenía en mente, decidió suprimir este año el Debate sobre el Estado de la Nación dando por supuesto que lo celebraría por su cuenta la indignación ciudadana, y ya se sabe que de lo que se trata es de eliminar duplicidades.

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