viernes, 4 de mayo de 2012

Dj en la Cibeles

Mourinho
Como niños en la Cibeles

Jorge Bustos

No deja de tener su punto que el Real Madrid ganase la Liga un 2 de mayo en Bilbao y que la festejase en el Día Mundial de la Libertad de Prensa. La libertad de prensa es como la sexual, que uno se la toma hasta donde le dejan y eso va en la vergüenza de cada uno, la mucha que hay que pasar oyendo algunas tertulias y la poca que hay que tener para decir lo que se ha venido diciendo de José Mourinho, el mejor entrenador del mundo en puridad matemática que ayer –contra todo pronóstico– no se presentó en Cibeles provisto de ukelele, cuchillo de obsidiana y collar de cráneos jibarizados de los niños del Sahel, los cuales sólo encontraban alivio a las cornadas del hambre cuando veían ganar al Barcelona de Guardiola, a tenor de lo publicado libérrimamente en cierta prensa. Pep se marcha insinuando despecho a lo Alfonsina Storni –“Tú me quieres alba, / me quieres de espumas, / me quieres de nácar. / Que sea azucena, / sobre todas, casta. / De perfume tenue. / Corola cerrada”–, rechazando el amor arbitral de los penaltis tardíos como una doncella burlada, Ofelia prerrafaelita flotando entre los nenúfares marchitos del villarato. Todo esto no servirá para que los culés críticos desenmascaren al gurú en charoles del pequeño país, que ha perdido la primera ocasión de acreditar –en la derrota– la elegancia de que le tenían investido los periodistas placentarios a quienes Mou negara el alpiste.

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