jueves, 31 de mayo de 2012

¿Ordenó usted la prima de riesgo?



Jorge Bustos

La situación llega a un punto en que el cronista parlamentario, sentado desde las nueve de la mañana en la tribuna de Prensa, ya no puede bostezar por temor a perderse el momento exacto en que accedan los heraldos tecnocráticos de Draghi al hemiciclo, disparando al techo balances deficitarios y deprimidas gráficas del Ibex como pretexto para la intervención del país. Con la prima de riesgo correteando en bolas por los mercados como si fueran la pradera lisérgica de Woodstock y el BCE en plan orteguiano –mirando en lejanía el plan de rescate de Bankia y murmurando: “No es esto, no es esto”–, el hombre más buscado del Congreso no podía ser otro que Luis de Guindos. Al margen de Emre y Cebolla Rodríguez, fichados por su Atleti, ayer los periodistas le reclamaron que valorara todo lo demás. El Periodismo quería ser Tom Cruise ante Jack Nicholson y acorraló a De Guindos pretendiendo que confesara que ordenó la prima de riesgo. Otra cosa es que las respuestas del ministro de Economía satisficieran a alguien:

Bankia no es un caso único... lo único que es la más grande. Lo que estamos haciendo es acelerar el proceso de saneamiento. El Tesoro español está perfectamente financiado. Una vez se disipen las dudas sobre Grecia, la prima volverá a sus niveles normales. ¿Información? El Gobierno solo quiere luz y taquígrafos. Yo estoy hablando constantemente... —pero cada una de estas afirmaciones conforma un juicio sintético a priori, es decir, aquellos según Kant que nacen del ejercicio de la razón pura y no de la experiencia. O sea, políticamente inválidos.

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