José Ramón Márquez
Cosas incomprensibles. Misterios sin resolver. ¿A qué fue El Cid a América? Nadie lo sabe. Acaso en busca de nuevas rutas, como los hermanos Pinzones. Es la única explicación que se nos ocurre tras verle encartelado para su debut en la México junto con Manolo Mejía y Uriel Moreno 'El Zapata' ante toros de El Nuevo Colmenar.
¿Es ése el cartel apropiado para que debute en la México el tío que más puertas grandes tiene abiertas en Madrid en lo que llevamos de siglo?
La cosa salió como se podía esperar. Manuel Cascante nos informa con concisión de que El Cid estuvo “voluntarioso”, pero que con el ganado aquél sólo se podía hacer circo, como hizo El Zapata; de que Manuel Cid no entendió al toro mexicano y de que de los tres individuos vestidos de oro en el gigantesco y semi vacío coso de la Avenida de Insurgentes, El Cid fue lo más parecido a un matador de toros. Regaló, como allí es costumbre, el séptimo toro de la ganadería de Marrón o mejor de marronazo, porque los cuatro que estaban en el tendido se tomaron a rechifla el regalo y no dejaron de protestarlo. ¡Como sería el chiquitín!
Alfa y omega mexicano para un Cid errático en México como lo ha estado en España, en una complicadísima temporada en la que parece haber tirado la toalla pasándose al lado oscuro.
“Si no puedes con ellos, únete”, parece que éste es el lema que El Cid ha adoptado. El G10 tiene efectos es altamente contagiosos.
Cosas incomprensibles. Misterios sin resolver. ¿A qué fue El Cid a América? Nadie lo sabe. Acaso en busca de nuevas rutas, como los hermanos Pinzones. Es la única explicación que se nos ocurre tras verle encartelado para su debut en la México junto con Manolo Mejía y Uriel Moreno 'El Zapata' ante toros de El Nuevo Colmenar.
¿Es ése el cartel apropiado para que debute en la México el tío que más puertas grandes tiene abiertas en Madrid en lo que llevamos de siglo?
La cosa salió como se podía esperar. Manuel Cascante nos informa con concisión de que El Cid estuvo “voluntarioso”, pero que con el ganado aquél sólo se podía hacer circo, como hizo El Zapata; de que Manuel Cid no entendió al toro mexicano y de que de los tres individuos vestidos de oro en el gigantesco y semi vacío coso de la Avenida de Insurgentes, El Cid fue lo más parecido a un matador de toros. Regaló, como allí es costumbre, el séptimo toro de la ganadería de Marrón o mejor de marronazo, porque los cuatro que estaban en el tendido se tomaron a rechifla el regalo y no dejaron de protestarlo. ¡Como sería el chiquitín!
Alfa y omega mexicano para un Cid errático en México como lo ha estado en España, en una complicadísima temporada en la que parece haber tirado la toalla pasándose al lado oscuro.
“Si no puedes con ellos, únete”, parece que éste es el lema que El Cid ha adoptado. El G10 tiene efectos es altamente contagiosos.