Francisco Javier Gómez Izquierdo
Estos días en Córdoba ha refrescado. Sólo tenemos entre 30 y 35 grados. Ayer, 14 de septiembre, a las 14 horas el termómetro de mi coche ponía 37º. Como es lógico, la semana pasada, mucho más calurosa que la corriente, el cuerpo de mi familia pedía mar, y a Barbate que nos fuimos. ¿Qué puede usted encontrar en Barbate?
- Sí, musha caló en Córdoba, Levante en Cái.
El fuerte viento de Levante, con sus granitos de arena convertidos en alfileres y la soberana bandera roja del peligro inminente, te quita de la playa y te invita a disfrutar de placeres más tangibles, que uno va descubriendo en sus frecuentes visitas a la zona. En Barbate es posible comer los salmonetes que este blog diviniza. Con tranquilidad. A la plancha. Sin salsas disfrazadoras. Salmonetes frescos. Tiesos. Tentadores. Con muy buen provecho.
A falta de baño en la playa uno va a la parte de la Sierra de Cádiz. Al Parque de los Alcornocales, donde he visto árboles pudorosos avergonzados de su desnudez. El parque de los alcornoques me recuerda el parque de Cabañeros donde he podido contemplar el instante preciso del descorche. El momento fue en Piedrabuena, donde tengo entendido que hoy torea vuestro bien amado Cid. ¡Que se dé bien el día, y si la arena no es propicia, siempre quedará en el monte lo que asemeje a los salmonetes en el mar!
Estos días en Córdoba ha refrescado. Sólo tenemos entre 30 y 35 grados. Ayer, 14 de septiembre, a las 14 horas el termómetro de mi coche ponía 37º. Como es lógico, la semana pasada, mucho más calurosa que la corriente, el cuerpo de mi familia pedía mar, y a Barbate que nos fuimos. ¿Qué puede usted encontrar en Barbate?
- Sí, musha caló en Córdoba, Levante en Cái.
El fuerte viento de Levante, con sus granitos de arena convertidos en alfileres y la soberana bandera roja del peligro inminente, te quita de la playa y te invita a disfrutar de placeres más tangibles, que uno va descubriendo en sus frecuentes visitas a la zona. En Barbate es posible comer los salmonetes que este blog diviniza. Con tranquilidad. A la plancha. Sin salsas disfrazadoras. Salmonetes frescos. Tiesos. Tentadores. Con muy buen provecho.
A falta de baño en la playa uno va a la parte de la Sierra de Cádiz. Al Parque de los Alcornocales, donde he visto árboles pudorosos avergonzados de su desnudez. El parque de los alcornoques me recuerda el parque de Cabañeros donde he podido contemplar el instante preciso del descorche. El momento fue en Piedrabuena, donde tengo entendido que hoy torea vuestro bien amado Cid. ¡Que se dé bien el día, y si la arena no es propicia, siempre quedará en el monte lo que asemeje a los salmonetes en el mar!