(A Gregorio Luri)
Una chiquilla, en Sevilla, contaba de este modo la corrida:
-Han matado a la vaca porque quería comerse el vestido de la dama.
Del mismo modo que la fiera cornuda representaba para ella una vaca, el torero, con su montera, sus lentejuelas, sus satenes, sus medias rosas, su capa, representaba una bella dama. No es ninguna tontería. Ya que si el torero lleva los brillantes colores del macho y el toro el humilde traje de las hembras en el reino animal, al final del acto amoroso, el macho deberá cambiar de sexo y, por su gracia y su uniforme de bailarín, se convertirá en la hembra a la que asesina. El toro tendrá que recuperar sus prerrogativas de macho paulatinamente, a medida que se le vaya despojando con la pica y las banderillas. Éste es el gran enigma.
LA CORRIDA DEL 1 DE MAYO / JEAN COCTEAU