martes, 10 de octubre de 2023

La constelación de Hércules


Ortega con Rafael el Gallo

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Un pueblo frívolo y ridículo como el nuestro volvió a suprimir el Derecho en el 78 para valerse sólo de leyes (“de la ley a la ley”), obra, no de la Nación, sino del Estado (por eso BOE y no BON): lo que los cursis de todos los pelajes llaman “Estado de Derecho”, la tautología predilecta de un Régimen que con la amnistía se dispone hacer otra vez de su capa un sayo: “El poder en sí es maligno; el derecho en sí, bueno. Es decir, mi poder no es poder, sino derecho”.


    –De este dominó –dirá el creador de la ciencia constitucional– viven los estafadores, y el “homo homini Radbruch” con su silogismo humanitario.


    Ahora un grupo de pastores de villancico con nómina estatal en Bruselas, los “Anticapitalistas”, quiere ampliar el belén de la Amnistía a los “caganers del Prusés” para “todos aquellos activistas que tienen causas abiertas en vivienda, ecologismo, feminismo y luchas contra el fascismo”. ¿Fascismo?


    –Hay quienes no entienden que ser antifascista no es una posición ideológica más, sino una obligación de toda persona que se considere demócrata –ha aclarado su líder, un mantenido del Estado de Partidos que habla como si hiciera bocina con el condón de Trotski.


    Y es que en España la amnistía no es un instrumento jurídico, sino un género literario que iguala a cabezas tan desigualmente dotadas como la de un mantenido anticapitalista y la de un raciovitalista a lo Ortega, el que en mayo del 18 editorializaba en “El Sol” la amnistía para los socialistas de la huelga de agosto del 17 encerrados en Cartagena.


    –Sabido es que “El Sol” gravita hacia la constelación de Hércules

 
    La “constelación de Hércules” es imagen recurrente en Ortega, cuyo periódico explica: “Hércules es el semidiós de los trabajos, algo así como el patrón de los trabajadores. Y esos hombres que ahora abandonan el presidio son –quiérase o no– los más inequívocos representantes de los trabajadores de España”. Cometieron un error, “pero hay errores nobles y limpios” (esto es el “no han ‘robao’ ni ‘matao’” del charismo rampante). ¡Liberalismo hispánico!


    –Los modos podrán ser desacertados, pero sobre ellos brinca la torrencial fluencia del hecho socialista. ¿Que cuál es el hecho socialista? El más sencillo y a la vez el más amplio y noble que cabe imaginar: el afán  de que el trabajo ocupe el rango debido en el sistema de las recompensas humanas.


    ¿Que de dónde viene esta España como de Salas Barbadillo, pero delirante y cursi, que tenemos delante? De “El Sol”, no de “Los demonios”.


    –Lise! Nous sommes tous malheureux, mais il faut les pardonner tous. Pardonens, Lise, y seamos libres para siempre… il faut pardonner, pardonner et pardonner!

 
    Así grita Trofímovich, fascinado con su condición de “perseguido” y “desterrado”; dos palabras con una suerte de brillo clásico, dice Dostoyevski, también para Puigdemont, que, elevándolo en la opinión que tenía de sí mismo, acabó situándolo en un eminente pedestal.
 

[Martes, 3 de Octubre]