viernes, 22 de septiembre de 2023

Las brujas de Macbeth


 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    En España la propaganda y la ignorancia nos han reducido el mundo hasta hacernos ver en Sánchez un Macbeth, aunque sea del chino. Y con sus tres brujas ténebres (¡las brujas de Macbeth!), guías de la tragedia, que serían Gonzalón (“sólo hay una salida seria, la federalización”), Zetapé (el “Bobo Solemne” de Rajoy) y Aznar, el Aznarín de Umbral que en la intimidad sólo hablaba catalán, “pero el de Pere” (Gimferrer), no el de Miquel (Martí i Pol), y que ahora llama a la resistencia, pero a la de Jeanette, no a la de Ortega.


    La Transición supuso la catalanización burguesa de España hasta el último rincón, con sus sentimientitos, sus negocitos, sus pactitos, sus corruptitos y sus chistecitos, mientras en el VAR “Bartleby” Negreira jugaba al escribiente de Melville. Ahora que vemos el trampantojo, Gonzalón, Zetapé y Aznar son “la tiesura externa que encumbre la demacración interna”, que diría Nicolás R. Rico, con su teoría de la dificultad en superficie del arte contemporáneo (frente a la facilidad en superficie de la gran cultura occidental: ¡Shakespeare!). Bien lo dijo Tarradellas:


    –¡Cony! ¡Quina Catalunya ens ha deixat Franco!

 
    Desmontado el franquismo, cuyas joyas, para el españolejo, eran la Seat y la Telefónica, es el momento de desmontar el sujeto político de la Nación, y entre truenos y relámpagos de teatrillo aparecen las brujas de Macbeth con sus profecías equívocas, pues jugando a ayudar, lo que traen es ruina.


    –¡Salve, Macbeth, que un día serás rey! –vaticinó una, y somos libres de fantasear cuál de ellas.


    Y Sánchez podría habérselo creído. Para ello, sólo tiene que llamar “alivio” (¡juristas españoles!) a la “amnistía” de los “caganers”. Lo advirtió en su día el jefe de la Junta Democrática, “encarabanchelado” por Fraga (“a instancias de González”, según el preso) en lo que pasteleaban el pacto:


    –El poder meramente simbólico del Rey permite a los nacionalismos utilizar el reconocimiento de la Corona como único lazo de unión con el Estado español, para funcionar de hecho como estados independientes.


    La idea que les baila en la cabeza, incluido Bonilla, en cuya Andalucía el baile viene zapateado, es la independencia de Canadá y Australia dentro de la Commonwealth británica. Por el autonomismo al nacionalismo y por el nacionalismo al separatismo (sobre esto ha escrito un esclarecedor libro Torrox). Una vez separados todos, todos pedirán federarse, no a lo Hamilton, cuyas exequias celebra ahora el partido Demócrata, sino a lo Proudhon, más tragicómico, cumpliéndose, además, lo que Ortega corrigió a Mommsen, para quien “la historia de la nación latina es un vasto sistema de incorporación”.


    –La historia de una nación no es sólo la de su proceso formativo y ascendente: es también la historia de su decadencia, que es la historia de una vasta desintegración.


    Que es donde estamos, y nuestras brujas de Macbeth se limitan a constatar: “Bello es feo y feo es bello”.

 

[Viernes, 15 de Septiembre]