Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Feijóo, que no parece frecuentar libros de filosofía política, ni falta que le hace en el país que está, dice situarse entre “la derecha intensa” (los “deplorables”, decía la Hilaria de Chicago) y la izquierda comunista, o sea, en la socialdemocracia, que no es una ideología.
Las ideologías se esfumaron en la guerra del 14, cuando el obreraje alemán, en vez de obedecer a sus ideólogos, como prescribía la teoría, obedeció a sus militares, como prescribía la realidad. Entonces los partidos dejan de crear ideologías para dedicarse a parasitar los gustos socialmente dominantes que los medios de comunicación imponen a los gobernados “por su modo de consumir, en lugar de por su modo de producir”.
–Los partidos, sin ideas propias para interpretar el sentido político del gusto dominante, adaptan su propaganda a la captación del votante medio, no politizado –dice quien dedicó su vida a estudiarlo.
Es el feroz oportunismo de la socialdemocracia, régimen impuesto a Europa en el 45, tras la guerra, para impedir el conflicto. La política es conflicto: si no quieres conflicto, no hagas política. Y sin política, todo es centro, un espacio entre la “derecha intensa” y la izquierda comunista. La socialdemocracia (ni socialismo ni democracia) de Feijóo, que representa el triunfo del colectivo frente al individuo, de la igualdad frente a la libertad, de la “gestión” frente a la “política”.
El centrismo de Feijóo es la garantía de que su partido no cavará trincheras para combatir al gobierno, que en tanto que gobierno ya ocupa el centro, y de lo que se trata es de ampliarlo con una Gran Coalición, si consigue trepar por la escala de gato del nuevo navío. Una parodia de la “dictadura inglesa” que en enero del 49 anticipó Donoso en las Cortes: la dictadura que se establece mediante la suspensión sin más del principio constitucional “England abhorr coalitions” al aliarse el gobierno y la oposición, con la atenuante, en Inglaterra, de que sus diputados sí son representantes.
[Sábado, 5 de Marzo]