Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Alguien dijo que lo de Hughes sobre Rocío Jurado salida de la peluquería mediática hecha una Sandra Harding del feminismo patrio recordaba a un personaje de Lovecraft intentando describir el abismo al que se asomó.
¿Por qué Rocío Jurado y no Antonia Moreno o Lola Flores? Bueno, Lola quedó descartada el día que en una mítica “Clave” de Balbín con las folclóricas defendió tan a muerte la bata de cola que pidió que se la metieran en la caja y, hecho el silencio, aclaró:
–La cola.
Allí estaba Ullán, el poeta que mejor interiorizó a Rocío: él la recordaba tumbada sobre un sofá y en déshabillé rojo, leyendo “Hojas de hierba”, de Walt Whitman, regalo de Manuel Alejandro.
–El arte, ¡qué cosa tan abstracta! –le suspiró Rocío a Ullán a la salida del MOMA en Nueva York.
No más que el feminismo o el abismo, Rocío.
Thomas Bernhard, tan necesario en estos tiempos de Observatorio Universal de Vigilancia de Pensamientos Divergentes, escribió en el 78 su comedia “Immanuel Kant”: el señor Kant viaja a América con mujer, papagayo y criado y alterna en el barco con una millonaria, un almirante, un coleccionista de arte, un cardenal y un capitán, gente que no sale de sus clichés, con los que esconden su inhumanidad. “Es una sociedad en alta mar, donde puede producirse el hundimiento en cualquier minuto, todo puede hundirse siempre.” La obra termina en los Estados Unidos, el manicomio, y Bernhard admite que a él también le pide el cuerpo conducir a la gente al abismo.
–Es una gran atracción, ¿no?, que la gente siente ya en la infancia, dejarse llevar al abismo con un sometimiento total o querer que se empuje a otro o a masas enteras al abismo.
La España Oficial, la de los veinte mil millones de euros para hacer hablar a los españoles como el Don Gusman Brid’oison de “Las bodas de Fígaro”, es un barco rumbo al abismo cuyos pasajeros olvidaron que cuando hay cien que marchan en una dirección, “el centésimo tiene que ir evidentemente en la dirección opuesta”.
–Sin preguntar por qué.
[Jueves, 10 de Marzo]