miércoles, 2 de marzo de 2022

La Guerra

 

Escudo de Ucrania

 

Zozulia, orgulloso de ser ucraniano


Francisco Javier Gómez Izquierdo


       Servidor de ustedes no tiene ya nada por cierto. A veces hasta dudo que sea de día. Creía saber algo de fútbol, pero sus reglas de antaño son caprichos pseudo-robóticos hogaño. De cumplimiento de penas, pero las leyes y reglamentos son baraja para tahúres disfrazados de gobernantes. De Historia nacional e internacional alguna idea me había hecho a base de lecturas, pero los libros que escribieron los historiadores dicen ahora los que presumen de saber que son piensos compuestos carentes de las claves que ellos manejan, como elegidos que son, para el conveniente adoctrinamiento. Sí, todo es según convenga y no como a uno le parece que es.
        

Hasta el ataque de Rusia a Kiev del otro día, se tenía por lógico, servidor al menos, que los ucranianos estuvieran enemistados con los rusos, incluso hasta el odio, por tradición forjada en esa Historia de la Inhumanidad que esculpieron Stalin y los bolcheviques. He querido volver a ver éstos días la película Mr. Jones que tanto me impresionara hace dos años en las escenas en las que niños famélicos comen a sus hermanos muertos de hambre, mientras los bolcheviques cargaban el trigo ucraniano para exportarlo y presumir de una prosperidad que contaban al mundo periodistas, Orwell entre ellos, desde un hotel de Moscú en el que tenían pagadas sus exquisitas necesidades y sus más exagerados vicios. Al parecer la quitaron del movistar rapidito sin que la llegara a ver mucho personal. Supongo que se consideró película inconveniente.


     Tengo muy poco conocimiento de geoestrategias, economías y demás equilibrios que condicionan al mundo, pero distingo a la primera de quiénes no puede uno fiarse, bien sea por sus exageradas peroratas dándoselas de hombres buenos o por una taimada maldad que los inhabilita para cualquier iniciativa en favor del prójimo. Estos últimos, para alcanzar sus indignas ambiciones o sus secretas misiones, ¡vaya usted a saber!, suelen poner de parapeto a "la gente" a la que van educando, en el siglo que nos toca, con la inestimable e incondicional ayuda de las teles y redes sociales.
      

Uno de los mas vergonzosos ejemplos de la dictadura de los charlapuñaos lo tenemos cuando el Betis quiso ceder a Zozulia al Rayo Vallecano.  "La gente" del Rayo amenazó a su Directiva y ésta abortó el fichaje porque el futbolista conforme el parecer de las peñas... y periodistas y politólogos y público "corressssto en general"... "era un nazi". Las certezas de "la gente" del Rayo aprendidas nada más ver la camiseta que llevaba puesta el jugador con el emblema de su país, las corroboraron variopintos personajes, algunos de los cuales, al poco tiempo, llegarían a ministros en España. Estos ministros han aprendido y nos enseñarán poco a poco a conjugar el verbo "desnazificar" seguido del sustantivo Ucrania con casi la misma soltura que el presidente Putin con quien tanto comparten.
     

En fin, como la guerra rusa aparece como otra de las señales del Apocalipsis y nos ha pillado en pleno carnaval, digamos como el Selu y "los que no se enteran" allá por el 2010, que "el fin del mundo nos pille por la tarde p'oque por la mañana tengo qu'ir a recogé un papé".