lunes, 31 de mayo de 2021

La Liga 2050

 

José-Miguel Ullán


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Nos han leído la Cartilla 2050, que es una cartilla de racionamiento, en coincidencia con el final de la Liga de “la Coviz”, ganada por el Atlético cuando el VAR impidió al Madrid ganar al Sevilla en Valdebebas, y que ha sido, también, una Liga de pobres: pobre en público, pobre en puntos, pobre en goles y paupérrima en fútbol, circunstancia que viene al pelo para apuntalar al cholismo, que es una especie de justicialismo en traje de Eugeni Jofra Bafalluy, Eugenio para el mundo.
    

Para los más jóvenes, a quienes el único valor que transmite hoy el fútbol es la ludopatía de las casas de apuestas, diremos que Eugenio fue un humorista catalán, y el justicialismo, un ismo argentino cuyas directrices, explicadas a Pemán por Evita en la Casa Rosada, son “aforismos sociales con aire de epístolas pontificias” (el “partido a partido” entendido no como el “pajita a pajita los tortolitos hicieron su nido” del poeta cubano, sino como el "Fratelli tutti" de Bergoglio, el papa argentino). Somos más pobres que hace un año, y las perspectivas todavía son peores para los 39 siguientes (¡los 39 escalones!), augurio de cholismo seguro hasta el gran final wagneriano de 2050.
 

La gráfica de la Cartilla 2050 trazada por los expertos del sanchismo es una vulgar copia de las rayas que el VAR le tira al Madrid en los fueras de juego para anularle los goles (el cordón de un zapato, la costura de una hombrera), que ha impedido a Benzemá pelearle a Messi el Pichichi. Gol del Madrid: escuadra y cartabón, y fuera de juego por la perspectiva de Brunelleschi. Mano en el área del Madrid: “mano invasiva” y penalti. Mano en el área contraria: “mano evasiva” y sigue el juego. (Todo esto acreditado por el cuerpo de filólogos del Comité Arbitral de Salud Pública, que es el que decide quién va y quién no va a la guillotina de la plaza de la Concordia). El Madrid tiraría el dinero fichando a Haaland, porque con esos labios de Belmondo que gasta el delantero noruego el VAR no tendría ni que tirar diagonales para señalarle los fueras de juego por el morro: como ahora, pero con foto.
 

Mas la “foto” de esta Liga es, sin duda, la Pausa de Hidratación de Simeone en el Wanda madrileño, con veinte gradetes y rebequita, el día del Osasuna.
 

Al hilo de una obsesión veracruzana (mudar de vida, mudar de amor y mudar de música), el poeta José-Miguel Ullán observó que, de Agustín Lara, Manolete y Tenorio a la vez, anotaron sus amantes en sus dietarios: “Hubo una pausa que yo respeté”.
 

Antes y después de esos silencios consentidos, tan ligeruelos y veracruzanos como Toña la Negra, Lara era muy capaz de describir la noche como “un diluvio de estrellas, palmera y mujer”, pero, de pronto, tenía eso, eso que se agradece en una novela: ser una pausa digna de respeto.
 

Y esa pausa simeónica es toda la carga literaria de la Liga del Atlético, que debe un poco de juego a los espectadores, y podría compensarlos aceptando el trueque de Griezmann por Joao Félix, de manera que, liberado el portugués de marcar a los carrileros contrarios, pudiéramos verlo jugar al fútbol.
 

Lo contrario de Joao Félix es Vinicius, probablemente el futbolista más limitado de favores técnicos que uno recuerde en el Madrid. Con su velocidad y la zurda de Asensio nos saldría un Amavisca, y no creo que el Madrid haya enloquecido el Paseo de la Castellana con un Guggenheim para ver jugar a ese Amavisca.
 

Y el Madrid ¿qué? ¿Otra vez campeón de Europa? –sigue preguntando el abuelo de Majalrrayo, que ahora debe de ser Álvaro Benito.
 

Para eso hará falta mucho dinero. Zidane nos deja una leyenda (la baraka y su visitante nocturno) y un grupo de futbolistas jugando a la brisca en el club del jubilado, aunque Courtois, Modric y Benzemá los haya tenido peleando por la Liga hasta que los ha retirado el VAR, cuyas arbitrariedades ve compensadas el francés con el llamado de Deschamps para la Eurocopa con Francia, de la que saliera por no entonar la Marsellesa. Así que, para el futuro, Allegri… “ma non troppo”. La cosa sería fichar al genio que vendió a Vinicius por cuarenta millones y encargarle la renovación del vestuario que necesita un club que no puede irse de vacaciones con “un subcampeonato con asterisco”, como lo resume Hughes, aunque en el asterisco uno vea a Isco.



Filippo di Ser Brunellesco Lapi, Filippo Brunelleschi,

 inventor de las rayas del VAR

 

FIESTA EN EL “SEX SHOP”


Se dice que los ingleses no querían al Atlético en la Superliga de Florentino Pérez, pero tampoco eran todos los ingleses, como luego se ha sabido por el Daily Mail, que habla del entusiasmo colchonero del propietario de un “sex shop” en Birmingham, conocida como “la ciudad de los mil oficios”, entre ellos, desde luego, el más antiguo del mundo, que es, por lógica, el del primer señor que entró a un “sex shop”. Se llama Carl Edwards, tiene 60 años y se embolsará quince mil euros por apostar media libra (la ludopatía parece ser el valor supremo del fútbol, sin la cual no hay quién lo aguante) a que la Liga española la ganaba Simeone, prometiéndose una fiesta como la de los “indios” en Pucela, donde tiraron sus mascarillas al río, e hicieron bien, para mirarlas cómo se hundían. La vida es un cabaret.

[Lunes, 24 de Mayo]