Negro sobre blanco
(Muletilla de tertuliano lambiscón)
José Ramón Márquez
Lo
más deprimente es que hoy, en festejo fuera de Feria, la cosa iba de Corrida de
la Prensa , y
claro, los toros, que tan bien sirven como reflejo de la sociedad, pues han
dado en el clavo de retratar a la propia Prensa, aburrida, sin talento,
perdiendo lectores a chorros, hecha por jóvenes ignorantes, atendiendo a
intereses espurios muy distantes de los de sus lectores. A la llamada de la Prensa acudió menos gente
que la que vino ayer a la novillada, y los habituales fallaron estrepitosamente,
diríamos los suscriptores, pero también fallaron los toreros, que ni habrán oído
hablar de don Gregorio Corrochano y mucho menos de Sobaquillo, y fallaron los
toros, que pegaron un mitin de sosería como para cargarse el share. Se habría
animado mucho más la cosa si hubiesen rellenado un par de los palcos vacíos a
unos cuantos tertulianos escupiéndose lugares comunes, desconocimiento enciclopédico
y cifras inventadas.
El
petardo que nos ha traído hoy a Madrid el señor don PREZ 88. S.A propietario de
la ganadería Pedraza de Yeltes es como para irse a pedir amparo a la Audiencia Nacional.
Esto no se hace, don PREZ, por Dios, esto no se hace. Nos tiramos el año
recordando al Hurante, número 11, del año pasado y a los otros dos que se
fueron al desolladero entre ovaciones, nos la tiramos leyendo reseñas, viendo
fotografías fabulosas de los Pedraza en Dax, en Azpeitia, en Salamanca hace un
par de años, vueltas al ruedo, imponentes tercios de varas, emoción a raudales, y se presentan en Madrid con una
escalera de caracol, como para decir que esta Primera Plaza de Pueblo del Mundo
no les importa una higa, que ni varas, ni fiereza ni ná, que ha salido un bobo
coloradito, Holandero, número 7, que ya
quisiera don Paco Medina haber fichado a ese trotón para su cattle-ranch cuando
elimine lo anterior.
Al
final es que el aficionado no debe ser fiel a nadie. Aquí la cosa es ser del
que lo hace, sea toro o torero, cuando lo hace. Los Pedraza de hoy nunca
debieron venir así a Madrid, tan feos y destartalados, si don PREZ tuviese un poco de lo que hay que tener, pero
se ve que por las cuatro perras que le habrán dado por el saldillo el hombre se
ha quitado seis bocas de la ganadería y a vivir, que son dos días. Ahora
quedamos a la espera de ver lo que va a llevar a Pamplona, que va a ser de traca,
porque en Pamplona los toros los pagan y en Madrid los cicatean y al final uno
tiene lo que paga, pero si don PREZ no tenía corrida para Madrid no debería
haber venido. La estrella de la corrida fue el tal Holandero, que si le llega a
salir el domingo al Roca Rey está todavía dándole pases por detrás, pues era de
esa manifiesta condición perruna tan al gusto de la parte alta, media y baja
del escalafón, no nos engañemos. El resultado es que la corrida ha sido
extremadamente aburrida, especialmente cuando a partir del segundo nos dimos
cuenta del registro en el que venía el encierro. También en el pecado llevamos un
poco la penitencia, por elevar a la categoría de ganadero señero a un señor que
antes tenía un club de balompié y que tan sólo lleva diez años al frente de su
vacada.
El
cartel lo completaron los nombres de Manuel Escribano, Juan del Álamo y Juan
Leal, que vino a confirmar la alternativa que le dio Castella en Nimes hace
tres años por ahora.
A
Manuel Escribano es ya la cuarta vez que le vemos en lo que va de temporada sin
haber ido a verle a él especialmente ninguna de ellas. Le vimos en Sevilla con
Miura y la tarde del indulto a Cobradiezmos, toro que debe pesarle una
barbaridad, junto a un Paco Ureña que toreó con cuajo y verdad, y volvimos a
verle el pasado día 11, de nuevo junto a un Paco Ureña, que de nuevo dejó claras
las cosas en cuanto a qué es torear. Ocho toros le llevamos vistos y me parece
que nos queda otra más para redondear la decena en la que, sacando leche de la
alcuza de la memoria, rescatamos un espeluznante par de banderillas por los
adentros y... nada más. Escribano no es que eche un borrón, es que va muy
emborronado él mismo. Cobradiezmos, toro de condición tonta y bondadosa, dejó
bien claro lo que Escribano da de sí en cuanto al asunto del arte y por eso hoy
pensábamos que con los Pedraza en plan agresivo, metiendo miedo y dando pocas
facilidades, brillarían más las condiciones toreras del gerenero. Los dos que le tocaron en suerte fueron más
aburridos que la programación de la teletienda, y así hubo poco que rascar, pues
lo que el matador tenía para poner no era como para echar las campanas al
vuelo: unos pares de banderillas a toro pasado con toda la cuadrilla en plan
gorrilla aparcándole el toro y haciéndole quites, y un muleteo que si con el
toro de su vida fue vulgar y sin chispa, con los dos pelmazos que le tocaron en
suerte, no te digo la que hay.
Juan
del Álamo lleva, burla burlando, ocho orejas en Las Ventas. El hombre sale a
oreja por actuación, media puerta grande, pero le falta la otra para tener la
ansiada foto en la que, desmadejado, coloca sus gónadas contra el cogote del
capitalista calvo. La verdad es que si no lo llegan a decir en la Andanada , lo de las ocho
orejas, uno ni hubiese reparado en la cantidad de éxito que tiene este hombre,
que debe ser un éxito fugaz y volandero porque se dice pronto que a uno no le
haya dejado más que unos gramitos de recuerdo alguna de sus ocho orejas
consecutivas, la ultima de las cuales fue el día 2 de mayo, en la goyesca. El
año pasado, con la de El Cortijillo, otra de esas ocho orejas, firmó una
actuación seria y en el buen camino, pero el arte es largo y la vida breve y
alguien se habrá dedicado a decirle de manera tenaz que no sea chuflas y que
haciendo lo otro se cortan lo mismo y los toros hacen menos daño, así que hoy
se ha puesto el vestido del neotoreo y, en connivencia con el memo solemne de
Holandero, ha puesto como las motos a buena parte de la parroquia a base de no
arriesgar un alamar, torear de lo más despegado y aprovechar una a una todas
las ventajas que su bien aprendido oficio le dice. El resultado impepinable ha
sido la consabida oreja. Su segundo era de otra condición, pues no repetía,
acometía con la cara a media altura y más veces de las deseables le soltaba un
tornillazo que le enganchaba la muleta, condiciones suficientes para que no
manase la admiración de las gentes por su labor al ser esta discontinua, pues
ya se sabe que lo más valorado ahora es que el toro no pare de corretear no
importa desde dónde ni por dónde ni hacia dónde.
Juan
Leal se apuntó en su primero a la moda de la pedresina, que ya me veo que ahora
se nos viene encima una era glacial de toreo por los espaldares. El bichejo se
llamaba Mira-Bajo, número 50, y su presencia provocaba un tedio, una murria que
exime por completo al joven Leal de cualquier censura, dada la condición
plomiza del buey. En su segundo, Resistente I, número 54, comenzó su muleteo de
rodillas y, como siempre suele pasar, fue lo más auténtico de su labor, pues ya
se comprende lo imposible que es tratar de recolocarse hacia atrás estando de
rodillas. Cuando se puso erguido su toreo bajó muchos enteros, pues ahí ya
empezó como todos con las carreritas y demás parafernalia hasta que se puso a
hacer el Tancredo a dos milímetros de los pitones a ver si entre el susto que
mete a las gentes y el posible
tantarantán conseguía sacar algo en claro. Quien diga que lo que hizo
Leal iba en plan Ojeda es que no ha comprendido a Ojeda.
Las Ventas de la Prensa
Paseo de la Prensa
Areniéres de la Prensa
El palco y su circunstancia de la Prensa
Tercios viejos de la Prensa
Juan Leal de la Prensa
Manuel Escribano de la Prensa
Juan del Álamo de la Prensa
Uno, dos y tres
Hinojos a las 19,34 de la Prensa
Desaire a la Prensa
Chicharito de la Prensa
El salario de la Prensa
Hasta el rabo todo es Pedraza de la Prensa
Signos de la Prensa