Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Vamos del coro al caño.
–Tu capotillo, Don Luis, / tu capotillo de oro, /¡mira que me coge el toro! –le dice Alberti a Don Luis de Góngora Lagartijo.
Del coro de Pablito Iglesias con su “proceso constitucional” al caño de Pilar Urbano con su “monarquía federal”, círculo cuadrado por el que los Estados de Murcia o de Logroño podrían tutear al Estado catalán.
España impone como un toro, y hace tiempo que a los españoles nos viene grande España, a la que queremos echar de la Constitución, como a los toreros el toro, al que quieren echar de la Plaza.
En la tauromaquia todo empezó con el monoencaste juampedrero, o juampedritis, ese “toro artista” o toro tan rematadamente bobo que hace lo que sea necesario para acomodarse al postureo del torerillo, al modo en que el salvaje de los documentales de “National Geographic” ya no es más que un individuo servicial que hace lo que sea necesario para sustentar las teorías del antropólogo.
En nuestro constitucionalismo de corral el monoencaste (la juampedritis) es la socialdemocracia. Pero así como en los toros el único “juampedro” fiable es el que cría Juan Pedro, en la política el único socialdemócrata fiable es el que cría González (¡mi Gonzalón!). A los otros se les acaba yendo el asunto de las manos, salta el gen y viene la cornada, como la de Urbano a Génova, arrebatándole el beaterío, o la de Iglesias a Ferraz, arrebatándole el pijerío.
–Yo soy federal –dice Madina, con el “Touchard” pendiente de lectura, pues prefiere ir a Sol a hacerse una “selfie” con los hijos del “socialismo Benarroch”, recién llegados del Ushuaia Ibiza y devotos de Podemos.
El “proceso constituyente” de Iglesias nos conduce a esa “monarquía federal” de Urbano que permita a los Estados de Murcia o de Logroño tutear al Estado catalán. Sólo así comprobaremos que los famosos independentistas catalanes no quieren ser independientes, sino diferentes y, desde luego, superiores.
Y vuelta del caño al coro.