Cada vez que se comparan nuestros resultados académicos con los de los países orientales, aparece algún listillo pidiendo calma, porque, como todo el mundo sabe, el precio que estos países tienen que pagar por someter a tanta presión a sus alumnos es un altísimo porcentaje de suicidios. ¿Lo sabe esto todo el mundo? Lo sepa o no, lo cierto es que se acepta como una evidencia que no hace falta justificar con datos. Sin embargo, lejos de ser una evidencia, es una grosera falsedad.