jueves, 10 de diciembre de 2020

En la muerte de Paolo Rossi

 

Gol Final 82

 Rossi, detrás Cabrini

EL HÉROE DEL 82

Francisco Javier Gómez Izquierdo


       No hay día en este año 20 en el que falte un cadáver conocido en la mesa del desayuno. Va muriendo el fútbol que adoramos. Se van los héroes que tanto nos entusiasmaron incluso con sus naturales debilidades e imperfecciones. Esta mañana y antes del paseo reglamentario me asalta el Brasil-Italia del Mundial del 82, un partido que como el Argentina-Inglaterra no fue precisamente la final, por culpa de Rossi, "Pablito", "cara de ángel", del que me dicen ha caído esta madrugada. Sí, me viene el primer gol de cabeza de Rossi a centro de Cabrini, porque Rodrygo y Lucas Vázquez hicieron ayer noche de Cabrini y Antognoni y Benzema clavó el cabezazo del que conquistó el Balón de Oro (como Modric, ayer excelso también) en un año 82 que convertiría en inmortal al 20 italiano. Rossi llevaba el 20 en la camiseta y no me digan por qué, pero todo se me hacen malos presagios y trompetas apocalípticas.


    Que Italia ganase a Brasil en España fue una de esas sorpresas maravillosas que uno ha disfrutado como burro en un berzal. Atemperan mi mala memoria de lo que pasó hace un mes, estas evocaciones que aún se mantienen en la caja fuerte de mi cerebro como reliquias imperecederas. Sorpresa más gorda que aquélla, hubiera sido que el Real Madrid no pasara a los octavos de la Champions. Lo apuntamos aquí. El Madrid en estas tenidas es casi infalible. El Borussia es un buen equipo alemán, pero no es el Bayern. Sus defensas parecen demasiado vulnerables y además el Madrid, a pesar de las malas vibraciones de esta temporada, tiene muy buenos futbolistas que si se emplean con la aplicación que les es exigible no necesitan demasiadas clases tácticas para ganar partidos.
   

De entre los dieciséis que pasan a octavos sólo quedan fuera, a mi modesto parecer, dos de los favoritos: el Inter, aquejado de una impotencia inexplicable en el momento de culminar, y el Manchester United, caído en ese "grupo de la muerte", donde el Leipzig ha resultado tan terrible o más que el Bayern. Mateu Lahoz casi amarga la noche  a los alemanes con ese protagonismo que gasta pitando penaltys "de los españoles" a los que quita la garantía de pasar por el VAR europeo, que es el único VAR de fíar. El Ajax y el Atalanta con sus homéricos atributos aventuraban un gran partido en  horario de teloneros, pero el equipo holandés no estuvo a la altura de lo que pedía la ocasión. Dejé de impacientarme cuando vi que los holandeses parecían preferir la Copa de la Uefa.
    

El resto de grupos acabó como se esperaba. No así los equipos. El Barça parece groggy, indolente, abandonado a la inspiración de un Messi otoñal y haciendo gala de una defensa que no se estila ni en 2ªB. ¡Mala pinta la del Barça, aunque en fútbol nada es del todo definitivo!
   

 El más capaz de los aspirantes no hay duda que es el Bayern. Los más airosos y fiables para un servidor son el Leipzig, ¡equipazo!, y el Atleti, éste por lo que sabe sufrir. PSG y City algún año tendrán que ser santificados por todo lo que se gastan en el intento, pero a mí me parece que aún carecen de esa solvencia defensiva que apuntala los grandes equipos, como le pasaba a aquel Brasil de Junior y Leandro (me descolocaba que un lateral sacara los córners de su banda contraria), que abandonaban su zona de contención para regocijo de Paolo Rossi al que guardaban las espaldas dos consumados intérpretes del catenaccio como Cabrini y Gentile, célebre no sólo por su marcaje a Maradona, sino también por el que hizo a Zico o a Littbarsky en la final.
      

En cuanto a lo que se lió en París a cuenta de las pamplinas y censura imperantes confieso que no entiendo nada. Se ve que hay mucho personal que sabe idiomas y distingue el tono ofensivo de  palabras que los lingüistas no dan el mismo significado en todos los idiomas. "El rubio, el pecoso, el de lo verde, el del gorro" son modos de señalar aceptables. Decir "el negro" para distinguirlo en un grupo no sólo es ofensivo. Es delictivo y hasta motivo para aterrizar aviones o parar un partido de fútbol que no es capaz de detener una peste mundial. En el 82, Maradona insultó a Gentile en todos los idiomas: "...se metió con mi hermana, mi madre, maricón, hijo de tal... me costó mantener la cabeza fría.""A Cabrini y Rossi les acusaban de homosexuales y se lo recordaban para desequilibrarlos los rivales..¡Eso sí, Zico, todo un caballero!"
     

Ayer, se practicaba el arte de la provocación. Bilardo y sus bilardadas, Matterazzi con Zidane... Hoy todo son ventajas si sabes hacerte el ofendido en situaciones que todos sabemos en nuestro fuero interno sin importancia. Webo y Turquía ya tienen su hornacina en la Historia contra el racismo. Joaquín Caparrós, seleccionador de Armenia, podría hablar de las batallas antiracistas turcas, pero no creo que sean necesarias demasiadas explicaciones para constatar lo evidente.