martes, 12 de mayo de 2020

Reconstrucción

 El López de la Estabilización de Franco

El López de la Reconstrucción de Sánchez


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Lo que llaman Reconstrucción es la Segunda Estabilización.

    –Ocurre con la estabilidad igual que con el queso, hay que tomarlo antes de beber, para que el vino no se suba a la cabeza: la estabilización es previa al desarrollo –dijo Jacques Rueff, ideólogo de la estabilización francesa, a López Rodó, el López (jeje) de entonces.
    
A Pachi López le preguntaron el principio de Arquímedes y contestó “¿cuál de ellos?”, lo que le valió presidir la Reconstrucción.
    
El derecho a la estupidez es un derecho humano fundamental y hay que respetarlo –decretó un día Castells, ministro de Universidades.
    
De las Universidades latinochés, nuestro modelo (con su fauna aprovechadora, oportunista, miedosa e impotente, que medra sobre la base de hacerse eco tardío de las corrientes de moda en otras latitudes), dijo Carlos Rangel:
    
Así tuvimos románticos con retraso, simbolistas con retraso, positivistas con retraso, freudianos con retraso, simbolistas con retraso; y tenemos ahora marxistas con retraso.
    
Por ejemplo, Enrique Santiago, el ayudante de Pachi López, “campechano y nada mandón”, según la prensa de derechas, aunque, aparte de ofrecerse para ir a sacar al Rey de La Zarzuela, es leninista (“a mucha honra”) y racista, pues se descojona (lenguaje vicepresidencial) de la inclinación al trabajo de los nativos del Caribe.
    
Sánchez se trae para su Reconstrucción al comunista Santiago como Franco, el anterior dictador, se trajo al “esquerrista” Sardá para su Estabilización con Rodó, Ullastres, Navarro Rubio… ¿Cómo conseguir que los de ahora parezcan inteligentes? Pues siendo malos, como hace Marlaska, cuyo CI, sin embargo, no le da para conjugar el verbo “prever” en un gobierno presidido por un tabón que prometió solucionar la corrupción… “preveyéndola”.
    
Arrimado como gato de venta a la chimenea de Sánchez, Marlaska luce maldad de Vieja del Visillo mandando a sus legiones de angelotes a requisar en las calles banderas nacionales, espectáculo camp, como de Ángel Pavlovsky.