viernes, 8 de mayo de 2020

El manifiesto Makelele



Hughes
Abc
 
Se publicó ayer un manifiesto apoyado por importantes artistas y científicos.

En una situación como la actual, los intelectuales se ven obligados a dejar su lugar preferente a los científicos y se van, mohínos, a escribir sus libros sobre cómo será el mundo. Los intelectuales pueden ser desplazados por los científicos, a poder ser con un ramillete de Premios Nobel, pero siempre, siempre, a su lado están los artistas. Los artistas son la base de todo manifiesto, son como el bizcocho de la tarta.

Pero este manifiesto internacional, que pide no volver a la normalidad, ni siquiera a una Nueva Normalidad, tiene la novedad fundamental de ir firmado por Makelele. Sí, Claude Makelele, el centrocampista francés del Madrid (y antes del Celta). Un futbolista, pero no cualquier futbolista.

Él es la novedad entre personalidades conocidas: De Niro, Bardem, Almodóvar… Las peticiones también son las habituales, siempre tan modestas: abandonar el consumismo, considerar la crisis actual como un “problema sistémico” (pero no de China y tampoco de España, sino más bien de Occidente y de la Comunidad de Madrid), proceder a una “transformación radical” y “salir de una lógica insostenible”.

En otras circunstancias, este manifiesto movería a hilaridad y quizás a desprecio, pero que lo firme Makelele cambia las cosas. No podemos mirar hacia otro lado.

La firma de Makelele obliga a tomarlo con seriedad. Para empezar, porque de “problema sistémico” Makelele sabe un huevo, dado que él era el que sostenía entero el sistema del Madrid galáctico. Él solo. Toda la injusticia y los problemas de “lógica sistémica” los solucionaba él corriendo por cinco jugadores, de modo que Makelele algo sí sabe de esto. Si Makelele, que llevaba sobre los hombros como el chapista de Vox al Madrid de los Zidane, Figo, Ronaldo, Raúl y compañía dice que el sistema no tira es que quizás no tire.

Almodóvar y sus abajofirmantes científicos nos producen una mezcla característico de hastío e ira, una especie de desdén que podría ser colérico, pero la firma de Makelele prestigia de repente el manifiesto, le da relieve, entidad, verosimilitud. Lo pone de pies en tierra, le da gravedad… ¡una gravedad que sólo puede proporcionar Makelele!

Makelele podría ser el anti Houellebecq y tiene la ventaja de que no necesita hablar. Su prestigio es tan grande como mudo. Las sílabas ma-ke-le-lé nos suenan a seriedad, abnegación, superdotación, seguridad, sacrificio, realismo absoluto y son como la palabra congoleña para “escarmiento”.

La historia de los manifiestos, del intelectualismo francés, da un salto con la incorporación de este pivote, de este mediocentro defensivo. Los demás ya pueden decir lo que quieran porque detrás tienen a Makelele, apoyando, corriendo por todos. Soportando con su prestigio todas las gansadas, todas las pedanterías.

El manifiesto Makelele es el primer manifiesto con pivote defensivo, lo que le da una seriedad ¡fáctica! absoluta. El pivote defensivo es lo más cerca que un millonario estará de un obrero. Es la forma más esforzada de un millonario. Por eso Makelele le da a este manifiesto, y a cualquier otro que firme, algo del lejano prestigio del manifiesto comunista e incluso del surrealista.