jueves, 24 de mayo de 2018

El currículum

Ivan Illich


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

El turbión mediático desatado sobre la carrera de Pablo Casado no tiene por objeto la condenación de un diputado que a pocos importa, sino la salvación del currículum que da de comer a muchos, negocio sospechoso desde la publicación en el 71 de “La sociedad desescolarizada”, de Ivan Illich, el vienés refugiado en América que vislumbró las redes sociales.
La escuela, ineficiente para instruir en destrezas por ser curricular, es la religión del proletariado modernizado, y hace promesas huecas a los pobres de la era tecnológica.
A Illich un amigo negro de Chicago le descubre que nuestra imaginación está “totalmente escuelada”, pero que todos los padres aspiren a tener un Aristóteles para su Alejandro se le hace (¡estamos en el 71!) insostenible: las personas que pueden inspirar a los estudiantes son tan escasas, y tan difícilmente reconocibles, que hasta los principitos consiguen con mayor frecuencia un sofista y no un verdadero filósofo.

De todos los falsos servicios de utilidad pública, la escuela es el más insidioso. A un hombre que pusiera en duda la necesidad de carreteras se le tacharía de romántico; al que dude de la necesidad de escuelas se lo ataca por despiadado o imperialista.
Illich repara en que la edad para salir de la escuela (seguimos en el 71) excede el aumento de los años de vida probable, y que en una década (¡los 80!) se cruzarán ambas curvas, un problema que le recuerda la Edad Media tardía, cuando la demanda por los servicios de la Iglesia sobrepasa la duración de la vida, y se crea el “purgatorio” para purificar las almas bajo control papal, lo cual produce tráfico de influencias primero, y luego, la Reforma.

El Mito del Consumo Sin Fin ocupa ahora el lugar de la creencia en la vida eterna.
En las escuelas taurinas se enseña que pegar pases es tauromaquia como en las escuelas políticas se enseña que democracia es echar papeletas en una caja, con el Periodismo en el papel de quinto amo de Lázaro de Tormes, que fue el buldero.