No es posible que los titulares del Gobierno sean tan tontos. No diré que a lo largo de sus dos legislaturas su gestión haya sido óptima, pero sí desde luego la menos mala desde que se inauguró el régimen que padecemos. Sin embargo, de poco tiempo a esta parte, digamos desde la última crisis de Gobierno, las tonterías y las torpezas que parecían exclusivas de la Oposición han cambiado de campo, mientras la figura del jefe de esta última gana de día en día imagen de solvencia, de responsabilidad y hasta de patriotismo. Yo sospecho que todo esto está pactado y que esta II Restauración se basa también en un “pacto de El Pardo”. Para evitar que ocurra lo de Méjico o lo de Suecia, se ha debido de llegar a un acuerdo de que ningún partido, por bien que lo haga, debe gobernar más de dos legislaturas, y en vez de recurrir al antiguo arbitrio del encasillado y el pucherazo, se le da al electorado la oportunidad de participar en la operación. Se trata, pues, de convencer a la masa inerte, la mayoría silenciosa o lo que sea, eso que llaman el centro, de que la próxima vez hay que votar distinto y eso explica los renuncios en política interior y las sumisiones en política exterior, los abusos del cupo feminista, las plataformas de minorías aberrantes y las candidaturas como la de la alcaldía de Madrid. El hombre masa siempre preferirá una izquierda domesticada a una derecha vergonzante.
En Viñamarina
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*Mandaba Aznar
En Viñamarina
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*Mandaba Aznar