lunes, 23 de enero de 2012

El concilio

Mou en manos de la prensa (Anson) desafiando al orden (guardia)


Pedro Ampudia


Llevábamos todo el día a vueltas con la portada de Marca que nos había descubierto que Ramos habla castellano en la intimidad y que Casillas tiene un oído digno de un superheroe de la Marvel y casi se nos olvidó que llegaba el Athletic al Bernabéu. El Athletic es la única empresa de España que se puede jactar de contratar sólo españoles y no ser tachada de xenófoba por los amigos de la correccion política. Se supone que sólo los vascos pueden jugar en el Athletic, pero, como los de Bilbao nacen donde les sale de los cojones, con el nueve juega un riojano.

Cuentan que, antes de comenzar su periplo en el banquillo del Barça, Pep Guardiola peregrinó a Rosario para encontrarse con Bielsa como quien peregrina a Santiago a besar el manto del Apóstol. Once horas duró el concilio y damos gracias porque no hay grabaciones. Si hemos de fiarnos de las loas que la gauche divine futbolística dedica a diario al rosarino estamos ante un entrenador grandioso, pero si nos acercamos al palmarés caemos al vacío o casi. Llegó Bielsa al Bernabéu con un esquijama y una pizarra de mitos progresistas para que el Athletic acabara jugando como siempre. Para este viaje no hacían falta alforjas. Se adelantaron los vascos con un gol de Llorente que pareció sacado de la libreta de Mourinho y pudo marcar alguno más gracias al empeño del donostiarra Alonso en permitir que los bilbaínos circularan el balón sin oposición. Una genialidad de Marcelo permitió al Madrid llegar al descanso con tablas en el marcador cuando el piperío ya afinaba los pitos.

En la segunda parte el método de Bielsa sucumbió ante la rabia de un Cristiano que se echó el equipo a la espalda haciendo su trabajo, el de Xabi y el de Granero, para sorpresa de algunos. Recuperado para la causa Özil, Kaká tuvo detalles que hicieron recordar al jugador que fue. Dos goles de penalti de Ronaldo y otro de Callejón tras un maravilloso pase de Higuaín sirvieron para solventar una papeleta que tras la filtración de uno de los pusilánimes se antojaba complicada. 4-1 ganó el Madrid, aunque, a juzgar por algunos comentarios post-partido, el ganador fue Bielsa.

La gran noticia de la noche fueron los pitos con los que una parte de la grada contrarrestó el grito de apoyo a Mourinho de uno de los fondos. Nada nuevo. Si no hubo pitos antes contra el portugués no fue por falta de ganas. El socio del Madrid se alimenta de la carnaza que le sirven vía prensa escrita, radiofónica o televisiva, personajes de ínfima calidad moral e intelectual. Individuos convencidos de que una institución centenaria como el Real Madrid se tiene que plegar a sus caprichos e intereses por encima de los intereses propios del club. Al llegar Mourinho se les vino abajo el chiringuito y eso es algo que no le perdonarán jamás. Los mismos que critican la supuesta mala educación del portugués reían los desplantes de Bielsa, cuando era seleccionador de Chile, al presidente Piñera, cuyo delito no era otro que ser de derechas.

Ya me imagino a Mourinho teniendo que abandonar el Real Madrid y nuestras palabras al verlo marchar: "¡Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor!". Como siempre en la historia de España.

En La Vida por Delante