martes, 10 de enero de 2012

Farlopa


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Después del mítico “Muelle”, el grafiti con que más han trullado las fachadas madrileñas es “Farlopa”, que, después de las últimas revelaciones políticas, a lo mejor sólo es una campaña de propaganda del ramo de la lucha de clases.

Detesto la cocaína, que tanto ha dañado a la música. No sólo te fastidia las cuerdas vocales; te convence de que lo trivial es genial –decía no hace mucho Kiko Veneno a Manrique.

Uno tiene leído en Ruano que la cocaína llegó a Madrid con las “cocottes” francesas de la “belle époque” (Maxim’s, entre Fornos y el Casino), que la empleaban para emborrachar al buen cliente.

Las españolas fueron tan burras que empezaron a tomar cocaína ellas, lo que era una estupidez y una ruina de su negocio.

Por un “chauffeur” indiscreto (“los chóferes constituyen como una especie de selección intelectual dentro del proletariado”) nos enteramos ahora de que eurillos andaluces de los “Eres” se destinaban a la adquisición de cocaína, con lo que en cualquier momento podríamos encontrarnos con una manifestación de camellos rabiando por impagos.

Había que defender la alegría.

Frente a la imagen franquista de que nos lo gastábamos en vino, la imagen socialdemócrata de que nos lo gastamos en perico.

Andalucía “sub specie aeternitatis”: la tierra de María Santísima con padre de la patria mahometano.

De las “Corridas de alegría” de Gonzalo García Pelayo (¡aquella Isabel Pisano del 82!) al “Defender la alegría” (Sabina, Serrat, Belén, Bosé…) de los coros y danzas zapateros y zapateras.

Lo trivial es genial

Y veo ese puñito en alto (como de haber atrapado a la mosca) del hermano de Juan Guerra en Rodiezmo contra la “esaborición” de “la deresha”.

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