jueves, 8 de diciembre de 2011

Loros

Menú de cochinillo en El Arco
Burgo de Osma

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

La lucha contra el déficit se ha reducido a una batalla de menús, como en el libro del Arcipreste: las lampreas y pescadillas de doña Cuaresma contra los pollos y cebones de don Carnal.

Rajoy no cena en Pontevedra y Cospedal pone a sus consejeros a menú del día.

Pero eso es el chocolate del loro.

Sí, pero es que España son bandadas y bandadas de loros dándole al chocolate del contribuyente, condenado a otra Navidad sin besugo.

En 2009 fue el conejo de Zapatero; en 2010, las sobras de Gallardón; y en 2011veremos qué menú propone Rajoy para Nochebuena, aunque ya ha dicho que la cosa no está para cenas.

Que la cosa pintaba fea lo vi cuando los escritores sin empleo, con su excelente apetito, entraron en el pupilaje de Rosa Díez, esa señora que riñe. Ahora, algunos de ellos son diputados, y ya están dándonos ejemplo:

Yo paso del plan de pensiones –dice uno, como si no lo fuera el escaño.

Y yo, de la línea del Internet –contesta otra, que pone cara de inconformista.

(Chesterton dice que un obispo se quejó de que un inconformista se refiriera a san Pablo llamándole Pablo y luego añadió: “Al menos podría haberle llamado don Pablo.”)

El Congreso está petado de inconformistas que, a sabiendas de que hay wi-fi por todas partes, hacen el gesto de pagarse el Adsl doméstico de su bolsillo, inspirando el discurso patriótico de Bono.

¿No te parece, Ken, que un discurso de economía es como mearte por la pata abajo? –dijo el presidente L.B.J. a Galbraith–. Uno nota el calor, pero nadie más se da cuenta.

No conocían a Bono.