Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Del discurso de Gallardón en la inauguración del Museo ABC en la antigua fábrica de Mahou me quedé con la copla de la moral municipal del alcalde: allí donde antes había cerveza, y citó los casos de El Águila y la Mahou, ahora hay cultura. Y pensé en el futuro de Casa Braulio, en cuyo chaflán los municipales no te dejan beber botellines al salir de los toros. De la Movida (aquel exitoso palabro puesto en circulación por Alberto García-Alix y Ceesepe en el Rastro) a Gallardón. En la grande exposición de ABC figuran como «Movida» las ilustraciones de «Gente y Aparte», la sección que Jorge Berlanga —nuestro Berli—, y uno mismo sacamos adelante para sacudirnos el muermo del felipismo total. Berli tiene algo de almirante inglés al que le han birlado el barco, y, como lord Kelwin, sólo entiende las cosas que se pueden dibujar. El dibujo inaugural de «Gente y Aparte» fue una folclórica con látigo que Jorge le sonsacó a Juan Carlos Eguillor. Era transgresor en el sentido que tiene dicho José-Miguel Ullán: «La caligrafía del dibujo tiene algo más libertino, menos domesticado que aquello que articula la escritura... En la escritura todo tiende a amoldarse, a darse en forma y, en definitiva, a rendir cuentas. Cada dibujo, en cambio, es un sobresalto sin molde». Eso, un sobresalto sin molde sería, sábado a sábado, la ilustración que Jorge iba cazando, después de aquélla de Eguillor que todavía no sé cómo nos permitieron publicar. Pero es que, sin ella, el resto no hubiera tenido sentido. Ni la Olga Zana de Carlos Berlanga ni el Juan Jaravaca de Mediavilla. Ni nuestro predilecto, el Buitre Buitáker de Gallardo, quien se comía, además, casi todas las portadillas. Los cartones eran de encargo, y el ángel de su guarda en el cajón se llamaba Rosaura (Díez Fuertes), cuya logística incluía la sonsaca de artículos a Leopoldo María Panero, y para ilustrarlos, de acuarelas a El Hortelano. Aun sin dinero, Madrid era Baden Baden.
Abc
Del discurso de Gallardón en la inauguración del Museo ABC en la antigua fábrica de Mahou me quedé con la copla de la moral municipal del alcalde: allí donde antes había cerveza, y citó los casos de El Águila y la Mahou, ahora hay cultura. Y pensé en el futuro de Casa Braulio, en cuyo chaflán los municipales no te dejan beber botellines al salir de los toros. De la Movida (aquel exitoso palabro puesto en circulación por Alberto García-Alix y Ceesepe en el Rastro) a Gallardón. En la grande exposición de ABC figuran como «Movida» las ilustraciones de «Gente y Aparte», la sección que Jorge Berlanga —nuestro Berli—, y uno mismo sacamos adelante para sacudirnos el muermo del felipismo total. Berli tiene algo de almirante inglés al que le han birlado el barco, y, como lord Kelwin, sólo entiende las cosas que se pueden dibujar. El dibujo inaugural de «Gente y Aparte» fue una folclórica con látigo que Jorge le sonsacó a Juan Carlos Eguillor. Era transgresor en el sentido que tiene dicho José-Miguel Ullán: «La caligrafía del dibujo tiene algo más libertino, menos domesticado que aquello que articula la escritura... En la escritura todo tiende a amoldarse, a darse en forma y, en definitiva, a rendir cuentas. Cada dibujo, en cambio, es un sobresalto sin molde». Eso, un sobresalto sin molde sería, sábado a sábado, la ilustración que Jorge iba cazando, después de aquélla de Eguillor que todavía no sé cómo nos permitieron publicar. Pero es que, sin ella, el resto no hubiera tenido sentido. Ni la Olga Zana de Carlos Berlanga ni el Juan Jaravaca de Mediavilla. Ni nuestro predilecto, el Buitre Buitáker de Gallardo, quien se comía, además, casi todas las portadillas. Los cartones eran de encargo, y el ángel de su guarda en el cajón se llamaba Rosaura (Díez Fuertes), cuya logística incluía la sonsaca de artículos a Leopoldo María Panero, y para ilustrarlos, de acuarelas a El Hortelano. Aun sin dinero, Madrid era Baden Baden.