Francisco Javier Gómez Izquierdo
Cada vez que voy a Barbate -seis o siete veces al año durante los últimos ochos años- me acerco a una dependencia donde se gestionan los recibos de contribución urbana, para que uno de los muchos funcionarios que allí están ponga en un ordenador Fco. Javier Gómez Izquierdo donde pone Alfonso Pérez Lucas. Al principio me dijeron que "...eso tarda una poca de tiempo". Luego la culpa la tenía Chiclana, que cruzaba mal los datos. Con la más feliz de las sonrisas, hace tres años, y después de 5 esperando, el simpático administrativo me soltó "...es que usted tiene musha prisa, pisha". Más tarde "...yastá tó arreglao", y el documento volvió a venir equivocado.
Al parecer, este año va a llegar el papel como debe y he de estar contento y agradecido por dar con el que interpretaba las letras y números de los "pezetas", que no sé lo que significa.
Los funcionarios del Ayuntamiento de Barbate son muy numerosos y muy desayunadores, y si va usted a las 10 están desayunando, y si a las 12, también . El reloj de la iglesia de San Paulino, que está a la vera del edificio municipal, dio un día la una de la tarde mientras esperaba pacientemente la llegada del oficinista que desayuna a la hora de almorzar.
El Ayuntamiento está en bancarrota. No puede soportar la cantidad de funcionarios nombrados prácticamente a dedo y el coste del trabajo en las calles.
-M'an llamao pa dó mese en las calles -me dice un parado junto al faro.
Una semana antes de las últimas elecciones he llegado a ver una cuadrilla de 10 mujeres barrer el paseo marítimo mientras soplaba el viento de Levante.
En fin... aquéllo es un caos. Pero un caos gracioso.
En realidad, lo que quería denunciar con estas letras es la presencia de cientos de ejemplares del diario Público -todo colorines en una especie de hoja parroquial laica- en las dependencias municipales. Mientras usted espera a los que están desayunando, puede usted leer el periódico ilustrativo al tiempo que se va educando convenientemente. Todos los días durante estos dos últimos años llega repetido unas 150 veces el Público a la Oficina de Tributos. Puede que la empresa periodística sea rica y generosa y regale a los barbateños las noticias del día, porque con la ruina que tiene el Ayuntamiento, no creo que el alcalde y los concejales consientan semejante gasto, teniendo en cuenta que encima nadie lee. Y allí quedan los paquetones para ser recogidos al día siguiente.
Cada vez que voy a Barbate -seis o siete veces al año durante los últimos ochos años- me acerco a una dependencia donde se gestionan los recibos de contribución urbana, para que uno de los muchos funcionarios que allí están ponga en un ordenador Fco. Javier Gómez Izquierdo donde pone Alfonso Pérez Lucas. Al principio me dijeron que "...eso tarda una poca de tiempo". Luego la culpa la tenía Chiclana, que cruzaba mal los datos. Con la más feliz de las sonrisas, hace tres años, y después de 5 esperando, el simpático administrativo me soltó "...es que usted tiene musha prisa, pisha". Más tarde "...yastá tó arreglao", y el documento volvió a venir equivocado.
Al parecer, este año va a llegar el papel como debe y he de estar contento y agradecido por dar con el que interpretaba las letras y números de los "pezetas", que no sé lo que significa.
Los funcionarios del Ayuntamiento de Barbate son muy numerosos y muy desayunadores, y si va usted a las 10 están desayunando, y si a las 12, también . El reloj de la iglesia de San Paulino, que está a la vera del edificio municipal, dio un día la una de la tarde mientras esperaba pacientemente la llegada del oficinista que desayuna a la hora de almorzar.
El Ayuntamiento está en bancarrota. No puede soportar la cantidad de funcionarios nombrados prácticamente a dedo y el coste del trabajo en las calles.
-M'an llamao pa dó mese en las calles -me dice un parado junto al faro.
Una semana antes de las últimas elecciones he llegado a ver una cuadrilla de 10 mujeres barrer el paseo marítimo mientras soplaba el viento de Levante.
En fin... aquéllo es un caos. Pero un caos gracioso.
En realidad, lo que quería denunciar con estas letras es la presencia de cientos de ejemplares del diario Público -todo colorines en una especie de hoja parroquial laica- en las dependencias municipales. Mientras usted espera a los que están desayunando, puede usted leer el periódico ilustrativo al tiempo que se va educando convenientemente. Todos los días durante estos dos últimos años llega repetido unas 150 veces el Público a la Oficina de Tributos. Puede que la empresa periodística sea rica y generosa y regale a los barbateños las noticias del día, porque con la ruina que tiene el Ayuntamiento, no creo que el alcalde y los concejales consientan semejante gasto, teniendo en cuenta que encima nadie lee. Y allí quedan los paquetones para ser recogidos al día siguiente.
Público en el Ayuntamiento