miércoles, 9 de octubre de 2024

Bonifacio

Bonifacio



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Bonifacio se llama Bonifacio Alfonso.


Bonifacio Alfonso Gómez Fernández, por más señas. Mitad vasco, mitad andaluz. Tierno como una hoja y arisco como un hurón. De hecho, ya sólo alterna, Madrid-Bilbao-Madrid, con Luis Burgos, que tiene un coche-centella.


Lezna de peces y ensaladas, este Bonifacio flamante y flaco otra vez, como el de Cuenca. ¿Cuenca? ¡Ay, aquella casa del Trabuco, con vistas al Sagrado Corazón! Pintor en el alambre que va del cubismo –“primer saqueo de la Acrópolis, primer asalto a mano armada al Renacimiento”– al jazz, el tam-tam africano que acabó con el vals vienés de las archiduquesas. (Bonifacio fue batería de ese palo en una banda local.)


Cada cuadro de Bonifacio sigue siendo un Quijote entero con todos los personajes, vean el alboroto, hablando a la vez, que eso decía de este hombre su compadre Roberto Matta, el tío que leía las líneas de los hígados de las ovejas para copiarlas. A Foxá no le parecía lícito arrojar, como un pez al cual vacía de entrañas el anzuelo, todo nuestro subconsciente por la boca, dejando impúdicamente a la intemperie, sin forma ni armonía, a nuestros oscuros monstruos gelatinosos. Pero es que Foxá sólo pudo ver las “abstractions” que hacían cuatro cursis en San Francisco, no las rumbas bailadas alrededor de un jamón que salen de las telas que entran en el casón de Bonifacio, en la madrileña calle de la Cabeza. A este artista formidable la Consejería de Cultura de Madrid le ha concedido, ella sabrá por qué, el último premio de las Artes Plásticas. En el día de San Martín, a recoger el bronce oficial en la Puerta del Sol fue Bonifacio con sus pantalones de Mahón. En los discursos, la presidenta de Madrid lo llamó “Alonso”. Y en el bronce oficial que le entregó, la leyenda grabada dice “Alonso”.


¿Y a quién c... le importa? Lo estaba hablando con Alberto [García-Alix, premio Fotografía]. Estos cacharros [los bronces] nos vienen de c... a los dos: a él para alisar las fotos mojadas, y a mí, para pisar los guaches.


Pero importa. Se lo digo yo, que frecuenté un archivo periodístico donde el rey Faisal de Arabia estaba en la carpeta de “Pájaros”, por “faisán”. Ahora, al hilo de lo de la Comunidad, un periódico de culto también ha salido llamando “Alonso” a Bonifacio. Ya puestos, ¿por qué no decir, en lugar de Fisas*, Filemón?

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*Santiago Fisas, consejero de Cultura de Madrid