Hughes
La convención republicana acabó, tras el discurso de Trump, con el Nessun Dorma, lo mismo que sonaba al comenzar la presentación de Mbappé. Las grandes mentes piensan parecido. El aria de Puccini cantada por Pavarotti es algo que tienen en común Trump y Florentino.
La versión se popularizó en los noventa, a partir del Mundial de Italia 90, cuando empiezan los conciertos de Los Tres Tenores. La BBC, además, usó esa pieza como banda sonora de la retransmisión, un poco como el Potra Salvaje . El Mundial se celebraba en el país del arte y un periodista inglés, aficionado a la música, pensó que era buena elección. La idea le vino al recordar unas famosas imágenes del Mundial de España. La expresión de Tardelli al celebrar su gol, ese éxtasis, le hizo pensar en Pavarotti. Sucedió en el Bernabéu, así que, en cierto modo, el Nessun Dorma le pega al Madrid, que lo ha convertido en himno de las grandes ceremonias.
Es normal que a Florentino y a Trump les guste. Es una música sentimental y grandilocuente en la que un gran ego, al final, se afirma vencedor: «Al alba venceré, ¡venceré!».
Trump la eligió para sus mítines desde el principio, aunque la familia de Pavarotti le pidió que dejara de hacerlo. Su uso de Puccini consternó a algunos aficionados y por supuesto despertó las suspicacias de la prensa. Algún medio recordó que Puccini le encantaba a Mussolini. También a Hitler le gustaba Richard Wagner. Pero hasta el hermano de Pedro Sánchez, David ‘Azagra’ programó a Puccini en Badajoz. Lo hizo en streaming, conectando con la representación del Real. La Diputación ha destinado más de un millón y medio de euros a su Ópera Joven, con unos resultados más bien modestos. Una de las producciones recaudó dos mil euros (no se pagan dos salarios mínimos). Progreso es que a Badajoz llegue la ópera antes que el tren.
El PSOE puede gastar dinero en estas cosas, pero sería raro que usara a Puccini en sus mítines. El Nessun Dorma no produce emociones digamos socialistas. No es exactamente la emoción que buscan los discursos de María Jesús Montero. Por otra parte, la nota sostenida que da Pavarotti es incompatible con la inconstancia de Sánchez y el individualismo general de la pieza resulta subversivo. Hay algo antipuccinesco en ellos.
No así en Trump, que llevó el Nessun Dorma un paso más allá. Un director de documentales que le entrevistó contó que sincronizaba el despegue del Air Force One con el punto álgido del aria que quedaba sonando en tierra, igual que Florentino lo hace coincidir con la volea de Zidane en los vídeos.
Cuando esta semana, tras narrar Trump su experiencia con los disparos («Las orejas sangran más que ninguna otra parte del cuerpo»), sonó la voz de Pavarotti, al vincerò se le buscó otra explicación. Es la música que suena al final de la película The Sum of All Fears (Pánico Nuclear en España), cuando los conspiradores del Deep State que atentaron contra el presidente de los EEUU van cayendo uno tras otro mientras se firma la paz con Rusia. Que nadie se ponga nervioso, esto lo escribió Tom Clancy. Como dijo alguien: «Ópera es cuando un tipo es acuchillado por la espalda y en lugar de sangrar canta».
Leer en La Gaceta de la Iberosfera