martes, 31 de enero de 2023

Fríos

 

Descanso en la faena en la

 Plaza de Abades

 

Contenedor en el patio de los naranjos

 de la Mezquita


Francisco Javier Gómez Izquierdo

    
         Existe un frío en Gamonal que sólo se ausenta a mediados de julio. "En llegando el mes de agosto" se regenera y como si su intensidad la dirigiera un demonio con batuta apostado en parte de lo que queda de la campa de los chalets de Aviación, el aire del Norte aviva racheado la friura con intensidades caprichosas nada más doblar la Calle Vitoria en dirección a la carretera de Poza de la Sal, y allí el extranjero experimenta en sus propias carnes esa fama de "hijos del Frío" de la que presumen los aficionados del Burgos y hasta los toros de Antonio Bañuelos. El frío de Burgos es el aire del Norte. Ocho grados con este viento es mucho más desagradable que menos cuatro en calma. El frío de Burgos es a la intemperie. En casa, con calefacción, ver nevar desde la ventana hasta produce placer.


    En Córdoba también se pasa frío. En Córdoba el frío se padece en las casas, preparadas más para combatir "la caló" que el menos tres. Aclaremos que muy pocos días y años más bien raros como el presente. En casa, comprada con toda intención orientada a la umbría, tengo frío. "Más frío que en Burgos", dicho muy repetido por los cordobitas. Como no es cosa de estar acurrucado al brasero y uno ya saben que es de andar sus kilómetros todos los días me he acercado a la judería donde las brigadas de recogida de naranjas están a pleno rendimiento. Allí, un guiri de por lo menos Holanda, toqueteaba las naranjas amontonadas en un contenedor del patio de la Mezquita hasta que eligió la que le pareció más apetecible. Con idioma de mudo, dedos juntos dirigidos hacia la boca y un no enérgico con el índice, le advierto que son ácidas e incomibles. El guiri sonríe con cierta beatitud y se echa dos gajos al coleto... y luego otro, y otro..., hasta acabarla. Coge otras tres y las mete un morralillo. Le miro con cara de tonto, supongo, mientras veo cómo se dirige a la puerta del Perdón. "Hay gente muy rara, con gustos extravagantes a los que han llegado no se sabe cómo..." me voy diciendo, "...gente que no creía que pudiera existir..."


      Creo pertinente señalar que se recogen unas 1.600 toneladas de estas naranjas amargas. No sé cómo va el porcentaje, pero con uan parte de ellas se hace jabón, con otra abono y creo que la mayoría se destina amermeladas.