jueves, 5 de julio de 2018

Jailhouse Rock





Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Dentro de nada es el aniversario de Elvis, y el Gobierno Moderno ya se ha puesto a bailar el “Jailhouse Rock”:

The warden threw a party in the county jail / The prison band was there and they began to wail
Sería como un aurresku progre para los golpistas catalanes, con Sánchez, el Gundisalvo que nadie votó, de chistulari, y de dantzari, Marlaska, su ministro jurisperito, que los ha llevado a Can Elvis atados con un lazo amarillo.
Un amigo que lleva cuarenta años en el ramo de prisiones me dice que la vinculación familiar se solicita cuando ya se está condenado, y se concede… o no. A terroristas, hasta ahora, no. Y a golpistas, tampoco: Tejero anduvo hecho un conde de Montecristo por castillos que parecían franquicias de Alcatraz en Figueras y Ferrol.
Si las competencias carcelarias están transferidas a Cataluña, los golpistas presos son autoridad ante los funcionarios catalanes. ¿O no?
Sánchez cree que España es una nación de naciones (“¡Galicia, Vasconia, Cataluña… y España!”), y no quiere “conflictos internacionales”, mentalidad ante el separatismo de todos sus predecesores hasta Cánovas, incluido Franco, otro que tampoco votó nadie, si bien ganó una guerra, una moción de censura por otros medios, que diría Clausewitz.
En su ejemplar de Clausewitz, al lado de la frase famosa, Lenin anotó –esto no se enseña en la escuela pública que defiende el Astronauta– que es más bien la política continuación, por otros medios, de la guerra, único estado natural de la sociedad hasta el advenimiento del milenio marxista con la moción de censura de Pedro Piedra y Pablo Pueblo.
¿Cataluña, Vasconia, Galicia y España? “¡Nunca!”, escribe en el 74 Albornoz, que ve imposible la “solución fraterna” del problema estableciendo un “régimen de derechos desiguales”, como fue el caso (y fracaso) de la República.

Cataluña se regía a sí misma, pero los hombres de Cataluña resolvían sobre las cuestiones de todos los demás.
Y Sánchez, con el busto de Azaña.