No te quemes todavía, Manué
La conjura de los sabios
Javier Gómez Fernández
Reposado el sábado y empezando la semana frenética donde el TeleSur gana audiencia a costa de recordar que el Selu salió en comparsa, vamos a vivir las semifinales más patinadas de lo que se recuerda. No es que las Pascuas marzales sean malas para la inspiración gaditana, o que las musas (o musos, o Halle Berry) no aparezcan por la Caleta. Es que la sanidad está muy mal y los otorrinos no revisan a los palcos del Falla.
Me preguntaba un compañero de silbato el otro día, digo yo que por cortesía hacia mi afición visceral y cansina, la forma de elegir al Jurado del Carnaval de Cádiz. Presuponía él, prudentemente, que personas de enjundia y trayectoria eran escogidos por su sabiduría y por su aportación a la fiesta. Principio de autoridad. Error.
Es verdad que con el cambio climático ya no sabemos cómo le gusta la lluvia a cada uno, pero todavía el mainstream no nos acaba de convencer de que va hacia arriba. Que (ya se avisó aquí) había demasiado Baltasar en el Falla como para que fueran a permitir tanto chiste negro. Incluso que es una temeridad ir de Jude Law y decir que eres un obispo (sobre todo con Perón pescando con el anillo). Pero lo que no puede ser, y además es imposible, es que “No te quemes todavía” no cante en semifinales, y OBDC se quede la 10.
O los Sirenitas. O el popurrí de Romero Bey. Bueno sí se entiende, si tienes en cuenta el gusto del Monje que se cree Abad en el palco (un botón, aquí).
50 minutos (de 2:30 a 3:20) tardaron en sumar (suponemos que “llevando, más de dos cifras”), y en firmar. Ya es que no se llevan los Cuadernos Rubio y rubia. Se trascaba la magedia para los que sabemos lo que pasa cuando el Jurado no se atreve ni a salir. En fin, que “Buenos má que nos queda la calle” y “al menos tenemos salud”. Si no se empeñan en crearme una úlcera con el fallo de la final con deprivación de sueño.
Aunque pensándolo bien, como yo me acueste no me levanto ni pa’ dormir.