viernes, 25 de diciembre de 2015

Universalismos


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Ayer, paseando por el monte, descubrí al pie de un árbol un belén camuflado con rampojos de laurel: en una caja de higos había un portal de los chinos con las figuras, acaso también chinas, del Niño, la Virgen, San José, la mula y el buey, obra no sé yo si de algún cura preconciliar o de una beata krausista aficionada a las setas.

    Me emocionó ver en el hallazgo el síntoma de otra clandestinidad, ahora la del cristiano en su propia casa. Después de todo, uno vuelve de la calle, cualquier calle de España, ayuno de lo que es Navidad y ahíto de lo que lo parece, con esas iluminaciones de barraqueros laicos que ignoran que el laicismo es un regalo cristiano y con esos muñecos socialdemócratas que ni siquiera se parecen a Benítez y que cuelgan de los balcones como símbolo de sustitución de la metáfora más hermosa de la historia universal, dando por hecho que la familia pudiera representarse con un cuñado.

    –Como horizonte histórico, el universalismo es una hoguera voraz donde se queman las mariposas casquivanas que se dejan cegar –nos dice Jean Palette.
    
Hablando de universalismo, Palette, francés de la Francia que inventó ese concepto, nos recuerda que nada menos universalista que la aceptación de la hegemonía cultural anglosajona o las premisas (ya que hablamos de Francia) de una “Sumisión” de tipo houellebecquiana.

    Dos particularismos, subraya Palette: en un caso harto discutible; en el otro, aterrador.

    –Este afán de dilución de las identidades detrás de la coartada universalista no es específicamente francés, sino propio de todos los países “ricos”. Se vive como la liberación de un peso que impide dedicarse a lo realmente importante, el bienestar económico y las capacidades del “smartphone”.
    
Ese atroz muñeco rojo de viejo gordinflón que colgamos en los balcones significa que somos un país rico (¡el sobrepeso!) a cuyos viejos, cuando pierden la cabeza, los ponemos a llevarnos el Ayuntamiento y a traernos el último “smartphone”.