jueves, 14 de mayo de 2015

Italicum



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Mussolini fue un día a la Fiat y preguntó por el encaste político del personal. Agnelli le enumeró los consabidos pelajes. “E fascisti?”, preguntó el Duce.

Fascisti siamo tutti, Eccellenza –contestó Agnelli.

Con fina crueldad castellana (arte que ahora no le gusta a Ferlosio), David Gistau glosó aquí el regusto de nuestro Gobierno al dar cuenta oficial de los resultados electorales… de Inglaterra.
Habrá que ser abogado del Estado para ver un parecido entre el huevo inglés (sistema representativo) y la castaña española (sistema de listas), que tiene más de “calzone” italiano y esa picaresca del sur con que Renzi, un Riverita con más astucia, ha inventado… el “fascismo democrático”, o sea, el “Italicum”, una ley electoral que, en aras de la estabilidad (el “conceto” pepiñesco favorito de Franco), parte del sistema de listas mussoliniano y otorga a la lista más votada, en plan piñata estatal, los diputados que le hagan falta para alcanzar la mayoría absoluta.

El fascismo tampoco tiene el menor intríngulis.

En la guerra, Bertrand Russell, que estaba en América, quiso regresar a Inglaterra, pero no había pasajes y fue a la Embajada. Les dijo: “Admitirán ustedes que ésta es una guerra contra el fascismo.” “Sí”, le contestaron. “Y admitirán también que, en esencia, el fascismo es la subordinación del poder legislativo al ejecutivo.” “Sí”. Él prosiguió: “Pues bien, yo soy el poder legislativo, y ustedes, el ejecutivo. Así que, si me retienen lejos de mis funciones legislativas un solo día más de lo necesario, son ustedes unos fascistas.” Y le dieron el pasaje.

Renzi, Renzi, “arditi” del… “¡legislativo de Estado!”

Ante tu cadáver, D’Annunzio, nosotros, los españoles, que también luchamos por el Imperio (entiéndase, hoy, la Estabilidad), levantamos el brazo a la romana con la alegría de tus “arditis” –escribe en el 38 Foxá.

D’Annunzio, “arditi”, creador de Fiume, gran amigo del Duce, ídolo de Valle-Inclán.

La Segunda Transición está en camino.