martes, 22 de septiembre de 2009

EL ENCASTE CARRILLO


ESPAÑA
Madrid, 23 de Octubre

Manuel Carrillo, conocido por los motes de Tuerto Clavel y Pies de Plata, natural de Alcobendas, de 52 años, fue procesado en el de 1795 con un hermano suyo por hurtos de leña y cacerías en los bosques reales: resultaron ambos verdaderamente vagos; y aunque entonces pudo Manuel evadirse de la pena por su fuga, no escarmentó con el ejemplo de haber sido destinado su hermano a presidio por ocho años.
Adelantando en la maldad, pasó de los hurtos a los robos; y en 1802 estuvo procesado por uno que cometió en camino real con uso de armas de fuego, que negó tenazmente, a pesar de haberle encontrado escondida debajo del sobaco la bolsa del robado, y en su misma casa la escopeta con que le amenazó.
Destinado al presidio de Ceuta por este delito, volvió peor; y de resultas de una quimera que tuvo con su mujer, porque quería irle a la mano en sus extravíos, después de haberla amenazado de muerte, salió de su casa a caballo, llevándose sus ropas, a últimos de marzo del presente año.
Ha querido ocultar su verdadera ocupación en esta ausencia; pero se le ha convencido, por declaraciones de dos testigos, de que era individuo de la cuadrilla del Tenderín el 3 de mayo, en cuyo día estuvo esta cuadrilla en Torrelaguna.
Entonces hacía ya tiempo que pertenecía a ella, porque de lo robado se le repartía mayor porción, como a individuo antiguo; y desde aquel día siguió asistiendo a los robos que hizo esta cuadrilla, hasta que fue dispersada poco después en La Moraleja por un destacamento westfaliano.
Asistió Carrillo a las prisiones de D. Francisco Palomares, vecino de Torrelaguna; a la del alcalde del mismo pueblo, Casimiro Yebes, a quienes soltaron después que el pueblo les vio atados por las calles, bajo el pretexto de traidores; y a la de D. Juan de Dios Hernández, a quien habiendo exigido 100 doblones porque le dejasen libre, robaron cuanto tenía, y se le llevaron a presenciar sus maldades, hasta que por la dispersión recobró su libertad.
Asistió también al robo de caudales y efectos pertenecientes en el mismo Torrelaguna a la Real Hacienda cometido dicho día, y participó de su producto.
En fin, sin haber conseguido diese idea de los lugares donde estuvo hasta últimos de mayo, porque estudiaba confundirlo todo y contradecirse, ocurrió en la noche del 29 de dicho mes la feliz casualidad de haberle ido a buscar a su casa cuando acababa de llegar a ella.
Se le cogió escondido dentro de un cofre, y su familia entregó un puñal que le había visto traer.
Formado el correspondiente proceso ha sido convencido de ladrón en cuadrilla y sedicioso, por lo cual le ha impuesto la junta criminal pena de muerte de garrote, que se ejecutó el 18 del corriente, llevando pendiente del cuello al suplicio un letrero que indicaba sus crímenes.