MacArthur
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Primero anunció su abandono de la política María Soraya, la Hillary de Pucela, y luego, entre gol y gol de Asensio, la ministra Montón cogió su máster transgenérico y saltó de la Roca Tarpeya “para no influir al gobierno” de Sánchez.
Un sacrificio así no lo veíamos desde Pepiño Blanco, que en 2008 ocultó su simpatía hacia Obama “para
no influir en las elecciones americanas”, pero el sacrificio montonero
no sería en vano si ahora una justicia creativa estirara el máster de Casado, con lo cual lo de María Soraya ya no habría sido un abandono, sino un MacArthur: “Me voy, pero volveré”, reinterpretado en España por Camilo Sesto
con el “Te vas, pero te quedas” de su “Algo de mí”. La pista que nos
lleva a MacArthur es que los flabelíferos de María Soraya no han arriado
los flabelos.
¿Qué es una justicia creativa? En palabras del presidente de la Audiencia de Zamora:
–Los jueces no estamos para poner sentencias, sino para resolver problemas: hay que estar en la realidad social.
En América, un juez sentenciador fue John Marshall, “padre de la constitucionalidad” porque en el Caso Marbury contra Madison dictaminó
que la Nación legisla y el Gobierno ejecuta (parecerá sencillo, pero
sólo se ha entendido en América). Y un juez creativo fue Roy Bean, la ley al este del Pecos.
¿Quién ha elegido un juez creativo en España? Nadie. Pero tampoco, aquí,
nadie eligió nunca al presidente de su gobierno o al diputado de su
distrito, y Borrell, ministro de Estado, a 11 de septiembre,
presume en la BBC de “separación de poderes” (?) y de “nación catalana”
(?), pudiendo poner, además, cara de gentleman, gracias a que en España
la traición lleva dos generaciones culturales pasando por virtud social.
Mas se cumplieron las
Escrituras… aunque estén tan mal escritas como las del editorial de
junio del 16, “Pactar Cataluña”, del diario gubernamental de Cebrián y María Soraya. Suelten a la Vaquilla Pichichi y que los politólogos trisquen cantando el “Qué apostamos”.
[Publicado el 13 de Septiembre de 2018]