Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El Bannon de Rajoy, Lassalle, arremete en un libro contra el populismo, que es el nombre que en las culturas de democracia orgánica se da a la democracia representativa.
–Ciudadano blanco del Medio Oeste que vive en una caravana, cobra un
subsidio y pasa horas delante del televisor con el rifle en el regazo… –es el retrato del elector populista que hace Lassalle (en cita que debo a la generosidad de Gregorio Luri).
En la democracia representativa, el voto del ciudadano blanco del Medio
Oeste que vive en una caravana, cobra un subsidio y pasa horas delante
del televisor con el rifle en el regazo vale exactamente lo mismo que el
voto de un gafapastas con cargo extravagante y nómina del Estado como
Lassalle. ¿Qué parte de esta evidencia no entiende la derecha
antipopulista?
La democracia (fuerza del “demos”) dirime cantidades, no calidades. Es
la ley de las mayorías. Y no le debe nada a la Ilustración, ese tabarrón
salesiano (de Lassalle). A la Ilustración debemos el terror de la
Convención, la corrupción del Directorio y el militarismo del Imperio.
Por deber, la democracia debe más a la religión (de la gente del
“Mayflower”), y esto, que ya lo dice Tocqueville, tendría que saberlo un ayudante de Peces Barba,
cima de la socialdemocracia democristiana en Las Batuecas. A la
religión y, desde luego, al rifle del caravanero, que conquistó su
libertad constituyente contra el parlamentarismo británico, aunque uno
decidió hace tiempo no intentar explicar a los batuecos salesianos (de
Lassalle) la grandeza política de la Segunda Enmienda americana.
Además, con el ejemplo del caravanero blanco Lassalle se queda viejo: Trump ganó en más de tres mil de los casi tres mil doscientos condados de la Unión, y eso supone muchos caravaneros, que encima son pobres. Lo nuevo es que los “blancos pobres” votaron a Clinton, y a Trump, los “blancos racistas”, y eso supone mucho racismo y otro ensayo que Lassalle, que tiene tiempo, ya estará redactando.
[Publicado el 13 de Agosto de 2017]