La Tierra vista desde el Cielo
Tuve la fortuna de ver, en el canal TV2, un maravilloso documental sobre la colección de fotografías de Arthus Bertrand, «La Tierra vista desde el Cielo». La sorprendente belleza de las imágenes terrestres captadas desde arriba, a una distancia aproximada de medio kilómetro, me hizo caer en la cuenta de la importancia que ha tenido para la deshumanización del arte la excesiva lejanía o el excesivo acercamiento del objeto al ojo del artista (...)
La fotografía en picado fue realizada por primera vez desde el globo cautivo de la Exposición Universal de París de 1867, que aparece en el cuadro de Manet de ese mismo año, «Vista de la Exposición», conservado en la Galería Nacional de Oslo. El fotógrafo era nada menos que Nadar. Su estudio en el «Boulevard des Capucines» acogió a los impresionistas en la histórica exposición de 1874. Contagiado por la visión aérea de su amigo, el propio Manet pintó el año anterior ese mismo Boulevard desde la más alta ventana, con la gente paseando por las aceras como diminutas sombras desdibujadas, que recordaban la estética brumosa de la fotografía primitiva.
El gran Pisarro, inspirándose en la textura granulada de la fotografía de Nadar, pintó la vibración íntima de la luz en las cosas. Una granulación que venía asociada a la estética fotográfica, desde que un aficionado, Niepce, la inventó en 1826 con una vista desde la ventana de su laboratorio en Châlons sur Saône, expuesta a una placa de cinc cubierta de asfalto sensible y limpiada con aceite de lavanda y petróleo. Los pronósticos del pintor Paul Delaroche, de que el invento ponía fin a la pintura, se realizaron al revés. La fotografía ayudó a dar un salto cualitativo a la belleza pintada. Tras su decadencia cuando dejó de ser artesanal, renació con la calidad de obra de arte en los fotógrafos y cineastas de la revolución bolchevique.
Antonio García-Trevijano