viernes, 25 de noviembre de 2022

La cumbre de la Transición

La lluvia de Dánae de Gustav Klimt

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    La genialidad política de despenalizar la malversación en plena lluvia de Dánae con fondos europeos (a Monika Holmeier, la controladora, le faltan 11.500 millones) constituye la cumbre jurídica de la Santa Transición. Algo así sólo está al alcance de un pueblo con el acreditado “sentido jurídico” que Albornoz atribuía a los españoles por su roce con los romanos.


    Si en la nueva doctrina oficial Unamuno fue fusilado por Millán-Astray, ¿por qué no despenalizar la malversación? El Régimen tiene en Bolaños a su jurista de cabecera (¡su “Kronjurist”!). ¡Del Código Civil de Napoleón al Código Penal de Bolaños! Europa se retuerce como un potro con los fustazos de un leguleyo de covachuela con ratones en una España de Salas Barbadillo. Cogitación de Consenso: las condenas del PSOE son por malversación: fuera del Código la malversación; las condenas de ERC son por sedición: fuera del Código la sedición; las condenas de Bildu son… Etcétera. Porque, entre nosotros, ¿qué es un jurista? Respuesta del más grande (aquél que en su casa de Berlín dedicó proféticamente a García Pelayo, el de Rumasa, un libro sobre Scharnhorst, mítico militar prusiano, con un aforismo de Jünger: “Nadie muere antes de cumplir su misión, pero hay quien la sobrevive”):


    –¿Qué es derecho? (¿Qué es Dios? Actualmente, ambas cosas son lo mismo): algo que se afirma con éxito (con vocación de obligar a obedecer) y se hace válido, es decir, se hace cumplir por fuerza. ¿Qué es por tanto un jurista? Alguien de profesión justificador. Una profesión que se autojustifica. Los justificadores son peores que los que fabrican dinero.


    Así, Margarita Robles, la “jurista” que con voz de Betty Boop (no confundir con Emilio Betti) justifica la despenalización de la malversación con la cosa de que, si partimos de que el dinero público no es de nadie (hallazgo de la constitucionalista Calvo de Cabra), hay una malversación buena, la que desvía los euros a bolsillo ajeno, y una malversación mala, la que desvía los euros a bolsillo propio, que de esto, precisamente, va el evangelio de Lucas correspondiente al próximo domingo sobre el buen y el mal ladrón:


    –Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino –dijo el ladrón bueno, para cuyo indulto los cristianos firmaron un manifiesto a Pilato.


    La Santa Transición hace cumbre y sus sherpas hacen dinero. “Hacer dinero”, decía Pompeyo Gener, un Junqueras con mejor ojo (¡se empiernó con Sarah Bernhardt!), no quiere decir ganarlo trabajando ni robarlo violentamente, sino procurárselo desde los puestos oficiales por medio de chanchullos y cohechos, “y todos miran con buenos ojos en Madrid al que ha sabido hacer dinero”. ¿Hizo dinero Griñán? La Justicia dice que sí, pero también Homero dijo que Hermes era un ladrón, y Santayana demostró que Hermes no robó el ganado de Apolo para aprovecharse. ¡Oh, Socialdemocracia! ¡Oh, “magna latrocinia”!


    Valió la pena vivir para verlo.

 

[Viernes, 18 de Noviembre]