viernes, 21 de octubre de 2022

En la muerte del señor Llaneza


Posiblemente su día más feliz

 

Francisco Javier Gómez Izquierdo


          El Ajax, Cruyff, Krol, Hulshof, Rinus Michels,... Ahí estaba la perfección futbolística para unos mozuelos que con once y doce años ya distinguíamos la diferencia de nivel entre nuestros Ederra, Olalde o el difunto Burguete y aquellos extraterrestes que nos tenían maravillados. El Ajax, su metodología, su extraordinaria capacidad para detectar talentos, su manera de jugar... se convirtieron en referente incontestable del mundo del fútbol.


    Aplaudíamos al Athletic, a la Real, al Spórting por parecernos, y lo eran en verdad, cuidadosos con sus infantiles, cadetes y juveniles. Eran tres clubes históricos, solventes, bien estructurados, pero  el mundo del fútbol es impaciente y es difícil encontrar en él demasiadas personas sensatas. La ley Bossman casi las desterró y los clubes de cantera (al Murcia le salían muy buenas quintadas de juveniles) empezaron a perder su razón de ser, pero en un pueblo de Castellón apareció un señor que siguió creyendo en las cosas bien hechas y se ató a un club para que hablaran de él como él había escuchado hablar del Ajax.


    Se sabe en Salmonetes... mi admiración por el señor José Manuel Llaneza y no es cosa de ir poniendo adjetivos que el periodismo derrocha hoy sobre los conocimiento y gestión de un señor extraordinario al que todo un pueblo y todo aficionado al fútbol de cualquier parte del mundo debe estar agradecido. Agradecido, sí, porque levantó un Ajax no en Amsterdam, Manchester, Milán, Madrid ó Barcelona, sino en un pueblo pequeño en el que un brazado de aficionados estaba acostumbrado a padecer calvarios amontonando derrotas por la Segunda B. A lo visto, las lecciones dadas por el hacedor del Gran Villarreal no son gratas a los ojos del presidente de la FEF al que le cae mal el club ¡vaya usted a saber por qué!, pero le gusta compadrear con las costumbres fenicias de jugadores ansiosos de fortunas.


     Su fallecimiento me ha entristecido sin poder remediar la desazón y siento cuánto le apreciaba. Tengo contado que uno de los momentos más impactantes que he vivido fue una mañana al coger el teléfono y una voz desconocida me dijera: " Buenos días Javier, soy José Manuel Llaneza". De primeras no caí; cuando dijo que llamaba desde Villarreal no supe responder y cuando entramos en conversación ya no supe callar. Hablamos de Gorospe, de Taladrid que anda por aquí, por Córdoba, y quedamos en vernos. Nos vimos y dejamos pendiente pasar un día por la ciudad deportiva de la que tan orgulloso estaba y conociera cadetes llegados de todos los puntos de España "...como hacían los misioneros holandeses para el Ajax...". "Cuando me jubile, voy para allá una semana, que tengo una hermana en Castellón." Me jubilé y al señor Llaneza le vinieron los achaques.


    He empezado una despedida para la que no estoy de ánimo y no encuentro palabras. Muchos conocidos y amigos se han acordado de servidor por tanto como he hablado de él, cuando se enteraron de su fallecimiento. Aquí dejo cuatro letras en homenaje a uno de los mejores hombres que ha dado el fútbol español. Pocos como él. Quizás ninguno.