sábado, 6 de octubre de 2018

Votantes




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Para resolver la crisis de España hay un gobierno de pícaros cuyos mejores miembros tienen suspendido el “ex” como espada de Damocles sobre sus cabezas.

¡Queremos votar! –pide, sin ser atendido, el pueblo que presume de soberano y tiene que pedir permiso incluso para votar.

En el Estado de Partidos no se es elector, sino votante (el que con su voto ratifica una lista de partido que ha elegido otro), y el votante en zapatillas, como Lopetegui, que ahora mire al banquillo del sistema verá, a un lado, a Casado con Maroto y Andrea Levy, y al otro, a Rivera con Garicano y Villegas, que no parece Vinicius.
El sanchismo, pues, sigue a lo suyo, que es el plagio. Plagia la economía de Venezuela, y la política, de aquella Republicona, que decretó “acto de agresión a la República”... esto:
La apología del régimen monárquico o de las personas en que se pretenda vincular su representación, y el uso de emblemas, insignias o distintivos alusivos a uno u otras.
¿República con be o con uve? Ante la duda, el sanchismo pone, donde “República”, “Democracia”, y donde “régimen monárquico”, “régimen franquista”.
¿Estamos peor que entonces? En mayo del 16 el Caballero Audaz entrevistó al líder de las “multitúes” monárquico Alcalá Zamora por indicación de Azorín (“es un pez muy fino, pero con muchas espinas”), y le pareció un “papagayo engolado y ceceante”. Por cierto, que en la Redacción a Carretero lo esperaba Azaña (¡el ídolo de Aznar!) para entregarle una crónica “que él mismo conceptúa que es impecable”.
Tengo que atender a este ateneísta tenebroso, que me produce una profunda repugnancia...
En el 31, el ateneísta tenebroso trepó a la presidencia del gobierno para, ciscándose en la decencia, firmar: “Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España…” Y en el 36, ciscándose en la Constitución, arrebató el sillón al líder de las “multitúes”… republicano.

¿Crisis? ¿Qué crisis?