Ignacio Ruiz Quintano
Abc
La trampa saducea es un “salsipuedes” con que los saduceos, unos tipos muy parecidos a los abogados de “Boston Legal”, ponían en apuros a Jesús. Por ejemplo: “¿Es lícito pagar el tributo al César?” Si sí, mal. Y si no, peor.
Aunque menos dotados intelectualmente que los abogados de “Boston Legal” o que los saduceos del Evangelio, los animadores de la corrala deportiva, a cuyo lado la “Tómbola” de Chimo Rovira es el Círculo de Viena, también han preparado para Mourinho, aún de vacaciones, una trampa saducea:
–¿Quién quiere usted que gane el Balón de Oro, Casillas o Cristiano?
Como portugués, Mourinho podría
contestar que Cristiano, por paisanaje. Pero como profesional, Mourinho
debería contestar que Cristiano, por números.
Cristiano es el mejor jugador de 2012 como Messi lo fue de 2011 o Wesley Sneijder de 2010, aunque éste se lo dieran a Messi, que es al Balón de Oro lo que al Paquiro José Tomás.
Cristiano, dicen, es chico malo. También el almirante Nelson y Julio César fueron chicos malos hasta el final de sus días. En el igualitarismo socialdemócrata, Cristiano escandaliza como la novia de Khedira,
a la que mandaron a tapar las piernas durante la Eurocopa los mismos
que nunca alzarán la voz contra ese deprimente espectáculo de
vejestorios europeos alternando en nuestros restaurantes en chanclas de
uña negra y calzoncillos de pata amarilla (la pata de pollo de la edad).
Cristiano es el artífice de la
Mejor Liga de la Historia (si damos crédito a la propaganda según la
cual España ofrece la Mejor Liga del Mundo), aparte su actuación
eurocopera, tan brillante que sólo lo privó de la final el azar de los
penaltis.
Quienes hacen del tiquitaca su Unidad de Destino en lo Universal no reparan en que, cuanto más se empeñan en identificar el estilo de la Nacional con el estilo del Barça, más elogian al Madrid, que se ha llevado por delante al Barça con un tsunami de puntos y goles cuyo hipocentro es Cristiano.
¿Y Casillas?
En palabras de don Alfredo di Stéfano: Casillas se merece un homenaje, pero no el Balón de Oro, porque al fútbol se juega con los pies.
Y todo lo demás es literatura, entendiendo por literatura ese alcahueterío desatado en las corralas mediáticas para privar a Cristiano de lo suyo sólo porque es más alto, más guapo y más rico.
–Y por j… a Mourinho, que nos tiene a pan y agua.
¡La ansiedad que al Régimen le genera Mourinho!
Si la seriedad del Balón de Oro se impusiera, Cristiano podría hacer lo que Marlon Brando con el Oscar de “El Padrino”, que envió a Sacheen Littlefeather (Pequeña Pluma) a rechazarlo por el trato a los indios en la industria progresista de Hollywood, parecido al recibido por los portugueses en la prensa progresista de Madrid.
Yo de Cristiano enviaría de Littlefeather, con los recortes de prensa por coletas, a Coentrao.
En fin, que por su belleza y sus números la
Liga de Cristiano es al fútbol lo que “El Padrino” al cine, y sólo hemos
visto la primera parte.
Cristiano y su Liga
La Mejor Liga del Mundo
La Mejor Liga de la Historia
EN EL NOMBRE DEL PADRE
La sensación posteurocopera en los medios ha sido el padre de Xavi, epígono de una tradición española que viene del padre de Domingo Ortega, que quedó como dicho, pasando por el padre del Juli o la madre de la Pantoja. Isa, Juli y Xavi. El padre cerró la Eurocopa dándole a Mourinho, pero el hijo la había abierto dándole al Madrid y en el mismo medio cuyos popes lo menospreciaban por “mecánico y rutinario” frente a la pujanza del nuevo Guardiola, un tal Gago “minimalista y cartesiano”. Sorpresas que da la vida, que decía Pedro Navaja.