El águila
Esa águila
Vía @arenasjp
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Estos días, con lo del fútbol, las he visto rojas y amarillas, rojas y moradas, con Cid de Burgos, con toro de Osborne, con águila de Patmos… ¿Cuáles son los colores de la bandera de España?
–O se dice gules y gualda o se dice roja y amarilla.
Eso dijo Cela en la discusión del artículo cuarto de la Constitución, pero no le hicieron caso, y todo por culpa del pasodoble de “Las Corsarias” con su popular “banderita, tú eres roja, banderita tú eres gualda” y la necesidad de los autores de una rima para “alma”, pues tampoco era cosa de poner “almilla” (o “animalilla”) para cuadrar lo de “amarilla”.
¿Qué les vamos a contar a los seguidores de Serrat y Sabina de las servidumbres de la ley del consonante?
Para la literatura, desde luego, España es negra, aunque ya dijo el buen Chesteron que vestir de negro no es lo mismo que estar de luto, pues los españoles gustamos de los colores brillantes, siendo el negro el más brillante de los colores.
El efecto de nuestra “negrura” no sería lo que los ingleses llaman “lúgubre”, sino lo que los franceses llaman “chic”.
–El negro destaca todos los demás colores, sobre todo los colores típicamente españoles, que son el oro, el naranja, el cobre y el rojo oscuro.
A los españoles nos gustan los colores brillantes, como a las urracas, y los cambiamos con las estaciones, como los mirlos, que pasan del blanco al dorado a la vez que de una voz suave a otra estridente.
Coloridos y estridentes.
Eso justifica la raigambre popular de arquetipos tan entrañables como Manolo el del Bombo, epígono legendario de aquel “nen” de Sampedor, Isidre Lluçá, que pasó a la Historia como El Tamborilero del Bruch.