lunes, 1 de noviembre de 2010

El maremoto de Huelva en cifras



Por gentileza de Ricardo Bada:

HUELVA Huelva, 2 de diciembre de 1755. El Alcalde mayor. Ilustrísimo Señor: Señor:

Por no haberse concluido hasta ahora el reconocimiento de los daños que causó en esta villa el espantoso terremoto del día primero del pasado, no he podido cumplir antes [la] carta Orden que V. S. I. Se sirvió darme con fecha de ocho del mismo, a efecto de que le informe así la hora en que se sintió en esta villa el dicho terremoto, como su duración, y movimientos, los perjuicios que ha ocasionado, y si resultaron algunas muertes o heridas en personas, o animales, como cualquiera otra cosa notable que se considere procedida del expresado meteoro; y también si, antes de él, se notaron algunas señales que lo
anunciasen. Sobre cuyos particulares [digo] que mi obligación [es] manifestar a V. I. lo siguiente:

El día primero de noviembre amaneció claro en esta villa, y tan sereno, que puede decirse que empezó con calma; a las siete de la mañana se reconoció un poco de viento Norte, que fue de costa huracán; y a la misma hora se fue levantando una niebla poco gruesa que, con el calor del Sol, fue disipada brevemente; lo que no sucedió a las que en las mismas horas se experimentaron en los cuatro días antecedentes, en que fueron más durables, porque encontrando el Sol, al tiempo de salir, los horizontes menos despejados, tuvo menos fuerza y comunicó más escaso su calor.

A las nueve y cincuenta y dos minutos, estando el mar en tres horas y medio de creciente, y continuando la calma, se empezó a sentir un espantoso ruido subterráneo, a que siguió inmediatamente el movimiento de la tierra, y habiéndose éste suspendido por algunos pocos instantes, repitió con una fuerza superior a toda ponderación, durando con la misma el largo despacio [sic] de nueve a diez minutos.

Aunque en todo este tiempo fueron continuos y muy violentos los movimientos de la tierra, se advirtió en ellos la diversidad de ser unos vibratorios y otros pulsatorios, experimentándose que estos últimos ocasionaron la mayor ruina, derribando hasta los más robustos edificios, y causando el general estrago que reconocerá V. S. I. por el adjunto plan, que le remito, para [que] más bien reconozca el infeliz estado, a que ha quedado reducida esta villa, que era por su hermosura las delicias del Condado, por su puerto el más seguro paso para dar salida a sus frutos, y por su comercio con Cádiz, el más cómodo depósito de todos los géneros precisos para el uso de la vida.

En esta triste situación, afligido el vecindario con la vista del lastimoso [sic] catástrofe de este bello pueblo, se retiró lleno de pavor y espanto, a la Marina, para asegurarse en ella de los riesgos que amenazaban los edificios. Y cuando se consolaban con esta confianza, se halló expuesta a nuevos y mayores peligros. Tres cuartos de hora después de terminar el terremoto, se conmovió furiosamente el mar, y empujó las aguas sobre las costas de manera que se creyó era preciso que quedase anegado todo el pueblo, y dejando a la consideración los efectos de esta nueva tribulación y susto, sobre los horizontes del primero, que todo preservaba a la memoria, la imagen funesta de El Callao, de Lima, se debe notar que aunque la situación de esta villa dista dos leguas de la barra, se vieron venir montañas de agua, y correr precipitadamente por las marismas.

Que el río salió de su curso, entrando sus olas hasta las primeras calles, quedando inundados los llanos y muy averiadas las embarcaciones. Asimismo se notó que el primer movimiento del mar fue retirarse sobre sí mismo dejando descubierto más de un cuarto de legua de playa, y que después se precipitó, con mayor enojo, sobre la costa, arrancando y destruyendo cuanto le podía hacer resistencia.

El orden regular y uniforme de la mar no se encontró hasta las veinte y cuatro horas, porque en todo este tiempo mantuvo el mar muy extraordinario movimiento. El violento sacudir incierto de las olas fue perdiendo por grados e impulso, y las costas se fueron descubriendo aunque con notable variación de su aspecto en muchas partes.

El sitio llamado la Mojarra, ante esta villa y Ayamoníe, que era el más conocido para la pesca de sardina, quedo inundado, de modo que apenas se descubre, y la barra del río de Terrón la cerró y trasladó su boca, a otra parte distante dos tiros de fusil de donde antes estaba.

Aunque las aguas del mar entraron en el pueblo más de un tiro de fusil, hasta llegar a la parte que llaman la Plazeta, no causaron en él daño alguno; pero ha sido muy grave el que se ha seguido al vecindario por las inundaciones de la costa.

La pesca de sardina, que es uno de los ramos más considerables del comercio de esta villa, era la ocupación a que estaba dedicada por entonces mucha parte de sus vecinos. Y cuando se lisonjeaban con el gusto de la feliz temporada que se iba experimentando, se hallaron con el dolor de ser perdidas sus jábegas, y obligados los interesados a volverse desnudos y en la mayor miseria, dejando ahogados en la playa sesenta y seis de sus compañeros, siendo tanto más irreparable este perjuicio cuanto eran muchos de ellos los más prácticos en la dicha pesquera que, con dificultad podrá restablecerse, así por lo expresado, como por haberse perdido enteramente estos costosos armamentos con muchos caudales de los tripulantes que hacían sus empleos en la dicha especie, para llevarla a diferentes puertos del Reino, donde la vendían con grande utilidad.

Volviendo a las particularidades del terremoto, es cierto que algunos días antes que sucediera, se observó mucha escasez en los pozos, que daban antes abundantes aguas, y que éstas como las de la fuente, salían algo turbias, y sin la dulzura que les era natural. Asimismo se notaron en tres distintas noches y a diferentes horas tres grandes exhalaciones que, encendidas en el aire, alumbraron con exceso por largo espacio la circunferencia, llenando de pavor a los que las vieron. Pero aunque estos efectos pudieran ser causados por los materiales contenidos en la tierra, que preparaba el movimiento que después se ha visto, no se hizo sobre ello reflexión alguna, ni menos se consideraron como señal o signo indicativo del terremoto.

Los efectos más particulares que de éste se han notado por este país, son haber quedado en la tierra varias bocas abiertas, de las cuales se mantienen algunas, y otros se han ido cerrando poco a poco, especialmente después que ha llovido. En la Dehesa de Montaniña, término de Bolullos [= Bolullos Par del Condado] se halla una como de veinte varas de circunferencia, que arrojó, a tiempo de abrirse, muchas aguas fétidas y arenas requemadas, que han desconocido los naturales que no sean propias de aquel término. En la isla de Salte [= Saltes] o de Hércules, a la entrada de la barra de esta villa, y en la confluencia de los ríos Odiel y Tinto, se abrieron dos, tan profundas, que habiendo después inundado el mar aquel paraje, se desaguó por ellas y cerraron presas. En el ángulo del convento de la Rábida [= La Rábida], que hace frente al mar, reventó una columna, o vejiga de aire, abriendo en la tierra una gran boca por la cual vio el Guardián y mucha parte de la Comunidad, que salió un grueso golpe de agua, elevándose más de ocho varas y dejando después muchas arenas y otros materiales. • * En el mismo día y noche del terremoto, se percibió sensiblemente olor de azufre o pólvora quemada, de que venía impregnado el aire por todas partes, denotando haber quedado ocupada toda la atmósfera inferior de sus efluvios.

Aunque la ruina de los edificios de esta villa fue tan grande y general como se demuestra en el plan [=estadillo] adjunto, y se reconoce así, por la precisión que ha habido de trasladar los Sagrarios de las dos Parroquias a las ermitas menos lastimadas, como por haber desamparado las religiosas su convento que quedó absolutamente inhabitable, sucediendo quasi lo mismo en los tres de religiosos, fue Dios servido que en tanto estrago perecieran sólo ocho personas, que con las sesenta y seis que se ahogaron en la costa, son setenta y cuatro, los vecinos que en esta calamidad ha perdido el pueblo.

Los ganados hasta la hora presente no han padecido daño alguno por la expresada causa ni por resultas de ellas.

Aunque después del primer terremoto se han reconocido varios movimientos de la tierra, han sido de corta duración y poca fuerza, a reserva de dos, que se dejaron sentir en el día octavo, uno a las tres y otro a las nueve de la mañana, que dieron algún cuidado. Después han continuado otros, también ligeros, lo que hace creer que la tierra aún no ha tomado su asiento, o que no se han extinguido del todo los materiales que causan estas concusiones. El tiempo posterior ha sido de lluvia, con tormentas que corren del Norte al Sur, y descargan sobre el mar; mucha brumazón, nubes gruesas, vientos escasos, hielos y fríos, que todo promete un invierno de muchas aguas.

Siendo esto cuanto puedo hacer presente a V. S. I., en cumplimiento de su citada Orden, quedando en la confianza de que los sentimientos de compasión que causarán en el generoso corazón de V. S. I. Las desgracias de esta villa le harán interesar sus más eficaces y piadosos oficios para que experimente este vecindario todo el alivio, y consuelo, de que necesita.

Nuestro Señor guarde a V. S. I. los muchos años que deseo.
Hue/ua, 2 de diciembre de 1755.
Ilustrísimo Señor:
Señor: Besa la mano de V. S. I. su más rendido y obligado servidor,
Licenciado Don Bartolomé Ramos Dávila
Ilustrísimo Señor Obispo de
Cartagena. [Remite el documentosiguiente].

HUELVA
Nota de los Daños causados por el espantoso Terremoto del día Primero de noviembre de 1755. En las Parroquias, conventos, casas, y demás edificios de la Villa de Huelva.

Calle Fuente y Plaza de San Pedro. Parroquias: San Pedro. Sus daños: 120.000. Casas lastimadas: 21. Sus daños: 62.200. Casas inhabitables: 17. Sus daños: 171.300. Casas caídas: 2. Sus daños: 13.300. Total: 366.800 reales de vellón. Calle San Sebastián, y Silos. Ermita: La Soledad y San Sebastián. Sus daños: 45.000. Casas lastimadas: 33. Sus daños: 79.200. Casas inhabitables: 11. Sus daños-. 59.500. Total: 183.700reales de vellón. Calles Garcidíaz, y San Andrés. Ermita: San Andrés. Sus daños: 25.000. Casas lastimadas: 37. Sus daños: 102.200. Casas inhabitables: 14. Sus daños: 88.200. Casas caídas: 1. Sus daños: 20.000. Total: 235.400 reales de vellón. Calles Nueva, y Matadero. Casas lastimadas: 20. Sus daños: 44.800 Casas inhabitables: 6. Sus daños: 32.000. Total: 76.800reales de vellón. Calles Hospital, y Alonso de Mora. Ermita: La Caridad. Sus daños: 6.000. Casas lastimadas: 13. Sus daños: 43.800. Casas inhabitables: 9. Sus daños: 78.700. Casas caídas: 2. Sus daños: 19.900. Total: 145.400 reales de vellón. [Nota: Los anteriores sumandos suman 148.400. FRT]. Calles Ariza, y Albornoz. Casas lastimadas: 10. Sus daños: 23.200. Casas inhabitables: 10. Sus daños: 92.400. Casas caídas: 4. Sus daños: 33.000. Total: 148.600 reales de vellón. Calles Herreros, y Sevilla. Casas lastimadas: 10. Sus daños: 17.900. Casas inhabitables: 5. Sus daños: 24.400. Casas caídas: 4. Sus daños: 28.400. Total: 70.700 reales de vellón. Calles Puerto, y Saltes. Convento: La Victoria. Sus daños: 300.000. Ermita: Santo Cristo de Saltes. Sus daños: 5.000. Casas lastimadas: 20. Sus daños: 52.600. Casas inhabitables: 23. Sus daños: 201.400. Casas caídas: 15. Sus daños: 175.900. Total: 734.900 reales de vellón. Placeta y calle Calzada. Ermita: Nuestra Señora de la Estrella. Sus daños: 20.000. Casas lastimadas: 32. Sus daños: 99.030. Casas inhabitables: 10. Sus daños: 75.400. Casas caídas: 23. Sus daños: 224.850. Total: 419.280 reales de vellón. Calles Bocas, y Rascón. Casas lastimadas: 27. Sus daños: 40.370. Casas inhabitables: 4. Sus daños: 18.320. Casas caídas: 7. Sus daños: 27.500. Total: 86.190 reales de vellón.Calles Concepción, y Ricos. Parroquia: Nuestra Señora de la Concepción. Sus daños: 200.000. Casas lastimadas: 45. Sus daños: 189.100. Casas inhabitables: 16. Sus daños: 24.200. Casas caídas: 11. Sus daños: 61.100. Total: 474.400 reales de vellón. Calles Monasterio, y Monjas. Conventos: Santa María de Gracia; religiosas. Sus daños: 660.000. Casas lastimadas: 31. Sus daños: 124.700. Casas inhabitables: 31. Sus daños: 276.300. Casas caídas: 15. Sus daños: 148.400. Total: 1.209.400 reales de vellón. Calles Seña, y Verdigón. Casas lastimadas: 38. Sus daños: 88.400. Casas inhabitables: 14. Sus daños: 64.900. Casas caídas: 2. Sus daños: 17.200. Total: 170.500 reales de vellón. Calles Miguel Redondo, y San Francisco. Convento: San Francisco. Sus daños: 180.000. Casas lastimadas: 9. Sus daños: 20.600. Casas inhabitables: 3. Sus daños: 29.600. Casas caídas: 16. Sus daños: 103.800. Total: 334.000 reales de vellón. Calles Medio, y Palos. Casas lastimadas: 32. Sus daños: 81.400. Casas inhabitables: 16. Sus daños: 81.800. Casas caídas: 5. Sus daños: 26.000. Total: 186.200 reales de ue//ón.[Nota: Los sumandos anteriores suman 189.200 reales.FRT]. Calles Merced, y Vega larga. Convento: La Merced. Sus daños: 1.100.000. Casas lastimadas: 6. Sus daños: 27.500. Casas inhabitables: 6. Sus daños: 48.800. Casas caídas: 45. Sus daños: 130.200. Total: 1.606.500 reales de vellón .[Nota: Los sumandos anteriores suman 1.306.600 reañes. FRT]. Calles Ginés Mar.n [= ¿Martínez?], y Medio almud. Casas lastimadas: 12. Sus daños: 55.900. Casas inhabitables: 46. Sus daños: 112.400. Casas caídas: 9. Sus daños: 63.200. Total: 231.500 reales de vellón. Calles Peral, Palma, y Ruy Vélez. Casas lastimadas: 16. Sus daños: 40.200. Casas inhabitables: 19. Sus daños: 130.900. Casas caídas: 20. Sus daños: 156.100. Total: 327.200 reales de vellón. Campo Convento: Nuestra Señora de la Cinta y San Blas. Sus daños: 45.000. Ermitas: 3. Sus daños: 90.000. Molinos: 5 [Nota: En realidad, 9. FRT]. Sus daños: — [En realidad: 90.000 reales. FRT]. Casas lastimadas: 32. Sus daños: 29.060. Total: 164.060 reales de vellón. [Nota: En realidad: 254.060 reales. FRT]. [Total]. Parroquias: 2. Sus danos: 320.000. Conventos: 4 [sic; error; son 5]. Sus danos: 2.240.000. Ermitas: 8. Sus daños: 146.000. Molinos: 9. Sus daños: 90.000. Casas que quedaron sin daño: 0. Casas lastimadas: 406. Sus daños: 1.222.160. Casas inhabitables: 236. Sus daños: 1.610.520. Casas caídas: 181. Sus daños: 1.545.850. Total: 7.174.530 reales de vellón. [Nota: La suma de los subtotales de daños, en reales de vellón, no pueden cuadrarse bien, pues hay errores tanto en líneas como en columnas. Debemos mantener, por aproximación, la cifra final expuesta por el documento. FRT]. La regulación de daños que en esta Nota se manifiestan es conforme a las declaraciones Judiciales que han hecho los Maestros, alarifes y carpinteros, nombrados para el reconocimiento de los edificios de esta villa, que se ha practicado con asistencia de los Capitulares de ella, debiendo advertir que, además de los dichos daños, han tenido los vecinos, no sólo la considerable pérdida de muchos granos, aceite y vino, ropa, dinero, muebles, provisiones, y adornos de sus casas, que quedaron en las ruinas, sino también la de las jábegas que estaban en la costa en la pesca de la sardina, que es uno de los ramos que más contribuyen a la subsistencia de este pueblo, siendo lo más sensible que, sobre el dolor de haberse vuelto los interesados, desnudos y en la mayor miseria, sin las embarcaciones, redes y demás pertrechos de sus artes, perdidas las provisiones que hicieron para la temporada, y los caudales que ésta había producido con otros muchos de los traficantes de la dicha especie, se ha experimentado la desgracia de haber perecido en la playa sesenta y seis personas de las que estaban en la dicha pesca, a cuyo número se deben aumentar otros ocho que quedaron sepultados en las ruinas de los edificios, y agregarse a esta falta la de muchas familias que se han transferido a otros pueblos de estas inmediaciones, por no haberles quedado casa en qué subsistir, que todo junto hace ver el infeliz estado a que ha quedado reducida esta villa, que era el fomento y asilo del Condado. Huelva, 4 de diciembre de 1755.
[Remitido por el teniente de Corregidor de Huelva, el 2-XII-1755].