Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Nadia, la parte cursi del gobierno que confinó ilegalmente a todos los españoles con el apoyo entusiástico de la “leal oposición”, no desciende a “describir” ese fascismo del pobre que es el “marsimo-leninimo” cubano.
–¡Ay, “par favar, par favar”! Que yo soy economista, ¿“saes”?
Nadia cree “que no es productivo calificar las cosas, pues no aporta valor añadido”. (Concepto económico, el valor, nos dice Negro, desempeña en la cultura cuantitativa de masas la “función” de la verdad avalada por el consenso). El valor añadido de Nadia es papá. Ella va por Europa como una hija de Necker, y su Necker es Calviño, el Polifemo de Guerra en TVE, donde dejó a Ullán sin “Tatuaje” porque emitió “Conducta impropia”, de Néstor Almendros, sobre “el trabajo os hará hombres” del Che a los homosexuales.
Que Nadia negara cualquier incidencia de “la Coviz” en la economía corresponde a su cociente intelectual como ministra. Que Nadia no ose describir el hamponato habanero corresponde a su cociente moral como socialista.
La mejor descripción de la democracia representativa la hizo en París, año III de la Revolución, un español, Miranda, que estuvo en las tres (América del Norte, Francia y América del Sur):
“Dos condiciones son esenciales para la independencia absoluta de los poderes. La primera, que la fuente de la que emanan sea una; la segunda, que todos ellos ejerzan, unos sobre otros, una vigilancia recíproca. El pueblo no será soberano, si uno de los poderes constituidos que lo representan no emanase inmediatamente de él; y no habría independencia, si uno de ellos fuese el creador del otro. Dad al cuerpo legislativo el derecho de nombrar los miembros del poder ejecutivo, y la libertad política no existirá más (…) No es verosímil que tres poderes independientes y celosos se concierten jamás para traicionar al soberano; y es en esta probabilidad moral sobre la que se funda la seguridad del ciudadano respecto a la libertad civil y política”.
¿Qué? ¿Es Cuba una democracia? ¿Y España?
[Viernes, 16 de Julio]