sábado, 17 de julio de 2021

La fibra moral

 

"Caganer" de Rousseau que Tierno nos dejó

 en la madrileña plaza de las Salesas

 

 

Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    España es hoy un país de damas politólogas y de caballeros de patas de pollo callejeando por la “cives” en pantalón corto, que es verano. ¿Qué fibra moral es ésta? Pues la fibra moral del Estado Moral de Rousseau que nos trae la llamada izquierda, la que traicionó la ruptura democrática para meter su pajita en el bote del Estado y quedarse con el bote y con las propinas. Eurocomunismo y Estado, lo llamó Carrillo, pero el único que en el 78 supo verlo fue el fundador, alemán, de la ciencia constitucional.
    

El izquierdista es ante todo un ser moral, y por “moral” entiende Rousseau “social”. Ésta es, para Negro, la clave del moralismo político dominante: la equiparación entre social y moral, un puritanismo.
    

La despolitización del hombre y la sinonimia entre moral y social son la fuente de la servidumbre, del despotismo gubernamental, del miedo y del terror.
    

El músculo moral de la izquierda oportunista (tampoco sé si existe otra) es su “humor negro”, concepto reelaborado por el juez Pedraz en su auto sobre el concejal Zapata, gagman de la Shoá (número de judíos que caben en un cenicero, etcétera), que estrujó su ingenio para imaginar a Irene Villa, niña que perdió sus piernas por un bombazo de la Eta, yendo “por repuestos” al cementerio de Alcácer. ¡Señores: ante todo, libertad de expresión! No tenemos libertad política, pero que no nos toquen la libertad de expresión, que, por otro lado, excluye a la libertad de pensamiento, aplastada por la unanimidad del consenso “que con tanto trabajo nos dimos todos”, y que condena al disentimiento a la locura o al crimen.
    

Es “humor negro” de la izquierda moral el “caganer” en bronce de Prieto en la misma avenida del monumento a Calvo-Sotelo, y culmina con las risas de “El Jueves” a costa de las torturas a Ortega Lara (el ingenio izquierdista tiene razones que sólo la razón ilustrada entiende), en contraste con el respeto oficial debido a sus torturadores. Los pueblos, advirtió Maura, no mueren por débiles, sino por viles.

[Sábado, 10 de Julio]