jueves, 15 de julio de 2021

Gecé, el celestino en retaguardia


Gecé, por Fernando del Arco

(Asociación Antiguos Alumnos Instituto Cardenal Cisneros)


ABC AL PASO

El celestino en retaguardia

ERNESTO GIMÉNEZ CABALLERO, GECÉ, QUE QUIERE BATIRSE A ESPADA CON ABC


Ignacio Ruiz Quintano


Ernesto Giménez Caballero, Gecé, es el gran histrión de nuestras letras, y eso incluye el periodismo.

En la Complutense de los 70, Gecé se lleva menos aún que el Psoe, y uno, por entretener el muermo, elige para las prácticas entrevistarlo en su casa de El Viso, que huele a gárgola (los demás eligen a Pina López-Gay).

¡Suárez es Don Quijote liberando a los galeotes! –me dice Gecé, como estirando el chicle literario de la Falange, que está en el Consenso.

El celestino de todas las vanguardias, que en realidad son retaguardias, tiene todo su futuro por detrás (eso dijo de uno otro que empezaba en esto), y ves que Gecé publica en “Blanco y Negro” su primer poema y que luego se convierte en el ariete cultural de “El Sol”, el diario del beaterío progre, donde un día quiere entrevistar a Azorín, que no se deja entrevistar (¿para qué, si no habla?), y Gecé se venga sacando a relucir un ejemplar de la primera edición de “Castilla” con las hojas sin cortar que dice haber comprado en un puesto de viejo y que lleva la dedicatoria “A don Torcuato Luca de Tena, ilustre periodista y admirado amigo, cordialmente Azorín”.

Luca de Tena contesta con una nota, “La cola de un robo y el desparpajo de Jiménez”, tratando a Gecé de perista, “pues nadie, por muy Jiménez que sea, puede imaginar que el señor Luca de Tena necesita malvender sus libros, incluso los que llevan su nombre en las dedicatorias”. A Gecé sólo le queda el duelo.

Aquella noche a medianoche me cogí al pequeño Andrenio y al gran Américo Castro: “¡Ustedes son mis padrinos! ¡Me voy a batir a espada con ABC!

Y cuenta que Anatole France iba echando todos los libros dedicados que recibía al baño de su casa, hasta que un día, asustado de la cantidad, llamó a un trapero y le preguntó qué se podía dar por aquello. “¡Cincuenta francos!”. “No me parece mucho”, se dijo Anatole. Y cuando metía mano a la cartera se encontró con la agradable sorpresa de que era el trapero quien le entregaba a él los cincuenta francos.

A todas las grandes firmas de la pluma les pasa alguna vez algo semejante.

Por lo que tiene de silueta cultural del oficio de escribir viene a cuento la “agarrada” de Juan Ignacio Luca de Tena con Gecé en el 38, con España todavía en guerra. “EGC –dice la nota de JILT– ha sido eliminado del cuadro de colaboradores de ABC por haber escrito en otros periódicos un artículo que al mismo tiempo intentó publicar en ABC de Sevilla, llamando traidor al general Martínez Campos EGC cobraba en ABC por cada uno de sus artículos cien pesetas. Pero ahora resulta que esos artículos los enviaba simultáneamente a distintos periódicos de otras provincias. El de marras se había publicado ya en ‘La Voz de España’ de San Sebastián y en ‘La Gaceta del Norte’ de Bilbao, cuando intentó cotizarlo en ABC de Sevilla. Y resulta, además, según confesión propia, que lo publicó ‘hace año y medio’, en ‘La Gaceta Regional’ de Salamanca”. Es decir, que no solamente era un artículo circular, sino un refrito”.


Ernesto Giménez Caballero